Otra característica de la casa de Nazaret, fue su humildad y oscuridad y así se llama a esta vida la vida oculta de Jesús.
1º La soberbia con todos sus derivados: el orgullo, la vanidad; el amor propio, la afición desordenada, por la que buscamos tan fácilmente la alabanza y la gloria de los hombres…, todo esto es -innato en los hombres. -Todos padecemos la misma enfermedad… ¿A quién no le agrada ser estimado y alabado?… ¿A quién no le duele, sobre todo en algunos casos, el menosprecio…,la indiferencia…, la frialdad con que es acogido por los demás? -Recuerda casos prácticos de tu vida V verás cuántas veces has sentido esto…, mucho más cuando tenías derecho a esperar otra cosa… Es consecuencia del pecado original…; a todos nos mancha y a todos nos deja heridos con esta misma herida. -Comienza por persuadirte que entras muy de lleno en todo esto y cuanto más libre te llegues a creer de ello… más metida está, y más profundamente, tu alma en la soberbia y ambición. -Debes, pues, convencerte prácticamente de, la necesidad que tienes de corregir y de curar esta enfermedad.
Además, piensa en lo necia y ridícula que es…; se trata de buscar la estima y alabanza de los hombres y esto, ¿qué es?…, ¿qué vale?…, ¿noves cuántas veces los hombres se engañan en sus juicios…, otras juzgan con pasión…, con prejuicios y hasta con hipocresía?… ¡Cuánta falsedad en el corazón humanó!… ¡Qué pocos dicen con sinceridad y nobleza lo que de ti sienten!… ¿Y esto es lo que tanto buscas y tanto te gusta?… ¡Qué tonto y qué necio eres al dar importancia a esta vanidad que no es más que palabras… humo…, nada!…
2º Él ejemplo de Nazaret. -Mira al contrario en aquella casita qué lección te dan más provechosa en este punto… ¡Cómo allí se pisotea y se desprecia todo esto!… Jesús se esconde y oculta, en aquel pueblecito de Nazaret que no era conocido…, ni siquiera una vez se le nombra en la Sagrada Escritura hasta este momento… Jerusalén era una gran Ciudad… Belén, la ciudad de David…, pero Nazaret, nada, una aldea de cuatro casas, pequeña y desconocida de todos… Allí vivió María…, allí vive ahora el Hijo de Dios.
Jesús, también se oculta y esconde por las condiciones de sus padres, que eran unos pobres…, que no llamaban la atención de nadie…, que eran como unos humildes aldeanos… que ni siquiera en Nazaret brillaron y ejercieron cargo alguno.
En fin, también se oculta, por sus ocupaciones, que eran las de una casa pobre, donde los niños ya tienen que hacer recados…, ayudar a sus padres, etc…, y después de mayor, no se dedicó a estudios o alguna otra ocupación elevada, sino a las labores de un artesano…, de un carpintero que ni siquiera, con su oficio, hacía cosas preciosas de arte…, sino vulgares, rudas y ordinarias.
Mira a Jesús, así, ocuItándose y escondiéndose… contempla a María con toda su hermosura y santidad, enterrada en aquel pueblecito, donde nadie la apreciaba nada más que como una buena vecina…; mírala ocupada en las cosas más bajas y ordinarias…; -es la perla que se oculta en el fondo del mar. -No parece sino que Dios, celoso de que se la robaran, así la escondía y guardaba…
3º Tiempo que dura. -Pero, además, recuerda el tiempo que es.to dura…. hasta que fue necesario salir a predicar…; sino allí hubieran pasado toda su vida..; ¡Qué lección más prácti9a! Él Hijo de Dios no tiene prisa por dejar su escondite, y sólo lo deja por la obediencia y la gloria de su Padre. ¿No te parece que humanamente hablando estaba allí perdiendo el tiempo? Si en vez de tres años hubiera predicado seis o diez o quince, ¿no hubiera sido mejor? ¡Cuántas almas hubiera convertido!… ¡Qué de cosas no hubiera enseñado al mundo! Pero allí, en Nazaret, ¿qué hacía tanto tiempo? ¿No era incompatible el dejar pasar así los días, con su obra de Redención?… Parece hasta indigno del Mesías Redentor, el pasarse ¡treinta años! sin hacer nada, al parecer, en su oficio de Redentor…, que era el fin que traía a este mundo. -Y, sin embargo, la sabiduría de Dios no pensaba de ese modo. -Quería darnos la lección suprema de la humildad, enseñándonos prácticamente a combatir la soberbia y la vanidad nuestra… ¡Qué lección más dura y qué poco la aprovechamos!…
4º Oscuridad y silencio. -Penetra bien delante de Dios el valor de la oscuridad y silencio. A la vista de Jesús y de María así abrazados con ella, tu corazón no debe desear otra cosa.
Él demonio desea que tus cosas se vean para que el ladrón te las robe o para que su mérito .se evapore… Un perfume destapado pierde su fuerza…; un imprudente que exhibe sin cuidado sus alhajas y riquezas, fácilmente las pierde…; todos procuran esconder su dinero no se publica ni se dice a nadie lo que se tiene ¿por qué no obrar así de prudentemente en la vida espiritual?
Es arduo y áspero el trabajar en silencio…, sin que nadie nos vea…, sin que nadie se entere…; es duro hacer el bien sin esperar alguna recompensa…, ningún agradecimiento:.. Recuerda cómo te ha costado esto y quizá por ello te has llevado verdaderos disgustos… Es, en fin, muy doloroso vernos aislados…, no comprendidos ni estimados…, pero mira a Nazaret…, contempla a Jesús en aquella vida que sólo interrumpe por la predicación y que continúa ahora en la Eucaristía… soledad…, silencio…, oscuridad, esa es su vida. -Mira a María y pídela te dé a participar de la hermosura de esta vida y de los encantos que encierra… para las almas que enamoradas de ella quieren ocultarse a los ojos de los hombres, para vivir sólo para Dios.
Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965