ciencia y feManuel Mª Domenech Izquierdo

El Evolucionismo

Sin lugar a dudas» el capítulo científico que se opone a Dios con más engreimiento y autosuficiencia es el del evolucionismo.

Tiene una característ.ica diferencial: En vez de figurar rigurosamente expuesto en los libros técnicos, especializados y luego aparecer resumido en los de divulgación científica, se explica prolijamente en estos en forma de imágenes simples de procesos de los que nunca se hacen cálculos estadísticos exactos y los libros de ciencia lo dan por probado, y lo suponen como cosa aceptada por todos sin distinción.

Se llama evolucionismo al conjunto de «teorías» científicas que pretenden demostrar el orden del universo y de sus causas, por un proceder dinámico al azar de una materia ciega. No hay evolucionismo sin nada de ateísmo. El evolucionismo se lira de la dependencia del Ser de Dios, poniendo una causa material eterna, casi siempre al estilo de Parménides. El evolucionismo reconoce sólo una causa material que evoluciona indefinidamente sin saber porqué ni para qué. La Única forma que reconoce es la figura geométrica. Es una rama de la biología que da por completas y terminadas la química y la geología e Ignora la física moderna que discute todos los presupuestos científicos del siglo pasado.

El nivel científico de los evolucionistas está por debajo .de la comprensión de las teorías físicas modernas. Ellos mismos confiesan ignorar la física cuántica y la teoría de la relatividad. (57) Pertenecen a aquella clase .de científicos que confunden la imagen con la idea y creen a pies juntillas que los últimos constitutivos de las cosas son pequeñas esferillas de colores. Puede ser ésta una de las razones de que el movimiento «creacionista» principalmente en los medios científicos de los Estados Unidos, esté teniendo tanto auge. Pero, insisto, aunque actualmente esté perdiendo terreno, el evolucionismo es aun uno de los campos de batalla en donde el ateísmo trabaja con más ruido.

Oponernos dialécticamente al evolucionadlo nos podría llevar a negar la misma procedencia de todas las razas humanas de una sola pareja y sería una herejía, ya que San Pablo dijo a los atenienses: «De uno solo saco Dios a todo el linaje humano”. (Hch. 17, 26).

Más que hacer un estudio exhaustico de todas las teorías evolucionistas, prefiero señalar algunas ideas que orienten a los estudiantes que tendrán que aprenderlas todas en la universidad.

Las teorías de la selección (Darwin) y de la adaptación (Lamarck) son dialécticamente opuestas. Para la primera el medio elimina especies; para la segunda las produce. Al descubrirse que los caracteres adquiridos no son hereditarios tuvo que abandonarse la teoría de Lamarck.

El 20 de diciembre de 1831 parte de Plymouth el H.M.S. Beagle (alguacil, espía). Su capitán es Robert Fitzroy. Uno de sus pasajeros es Charles Darwin. Estudiante de medicina fracasado y teólogo frustrado, intenta ahora dar la vuelta al mundo. Estudiando medicina en la universidad de Edimburgo describe sus clases como «insoportablemente aburridas y horribles». De su época de estudiante de teología en la universidad de Cambridge dice: «Despilfarré mi tiempo en lo que respecta a los estudios académicos tan totalmente como en Edimburgo y en la escuela de Shrewsbury». En las postrimerías de su vida escribe: «intenté hace poco leer a Shakespeare, y lo encontré tan terriblemente aburrido que me puse malo. También he perdido casi por completo mi predilección por la pintura y la música». Debía sentir un vacío que no sabía cómo llenar.

Abandonó la religión por «inconformidad con el relato bíblico de la creación». «Dios aparecía como castigador de los no creyentes». Nótese que esto es lo que sostienen los maniqueos. Aunque siempre le quedó una fe vaga en la divinidad, En los estados de duda extrema no fui nunca ateo. Pero eso lo dicen todos cuando se avergüenzan algo de su maldad.

Murió el 19 de abril de 1882. Había nacido el 12 de febrero de 1809. El 26 de abril fue enterrado solemnemente en la abadía de Westminster.

Darwin no descubrió nada nuevo. Las razas humanas demuestran que el hallazgo de Darwin era una cosa conocida. Darwin observó rasgos diferenciales en los pájaros de cada una de las islas Galápagos, lo cual no debería sorprender a los que creemos que todos los hombres, blancos y negros, amarillos, pieles rojas y los hombres azules del desierto descienden de Adán y Eva.

La crítica del evolucionismo debería desarrollarse en tres tiempos:

Antes de la aparición de la vida en la tierra. Esto se consigue con el llamado «principio entrópico”, del que diremos algo en la segunda parte.

En el momento de la supuesta generación espontánea de la vida. Este tema se tratará más extensamente después para destacar un aspecto que frecuentemente se ignora.

El proceso de perfeccionamiento de los seres vivos hasta el estado actual. Aquí hay que decir que la selección no ha tenido tiempo de haber empezado, como se explica en el libro: «Azar y Certeza». G. Saleta Editorial Alhambra.

El problema del perfeccionamiento de las especies por selección natural debe discutirse con cálculos estadísticos del tiempo necesario para que una serie de mutaciones genéticas al azar Junto con la selección de los mejores por la presión del medio ambiente den lugar a los sofisticados sistemas que son los seres vivos en la actualidad. La teoría del «big bang» ha jugado una mala pasada a los evolucionistas al reducir el tiempo de que disponen para el perfeccionamiento de las especies por azar a como máximo, la edad total del universo (unos 15 mil millones de años), o mejor, a la de la Tierra (unos 6 mil millones de años), tiempo que es corto para tanto perfeccionamiento. El único lugar donde he podido encontrar cálculos estadísticos precisos acerca de esto es el libro “Azar y Certeza» de G. Salet, de Editorial Alhambra. Allí se explica que la selección no ha tenido suficiente tiempo, ni siquiera para haber empezado. Tendría que copiar toda la obra aquí, lo cual no es posible. Tendré que contentarme con la recomendación de que cualquiera que me haya seguido hasta aquí debería leer también este otro libro para continuar conmigo.

Veamos ahora el tema de la generación espontánea de la vida.

 

57 Véase «El pitagorismo moderno» de Embaucadores del vulgo.