P. Manuel Martínez Cano m.C.R.
Unos pocos despistados, han negado la existencia histórica de Jesús. Los evangelios que son libros históricos, nos describen la vida de Jesús, en todas las circunstancias de tiempo y lugar, con la mayor naturalidad desde su nacimiento en Belén, su muerte y sepultura en Jerusalén y su resurrección al tercer día, como había profetizado.
El judío Flavio Josefo escribió el año 93: “En este tiempo existió también un tal Jesús, varón, sabio… Fue ejecutor de maravillas, maestro de hombres… Este era Cristo”.
El pagano Plinio Segundo el Menor (hacia 111 – 113) escribe a Trajano diciéndole que obligó a los cristianos a que maldijeran a Cristo.
Cornelio Tácito, escribe: “El autor de este nombre, Cristo, fue sometido a suplicio por el procurador Poncio Pilato, reinando Tiberio” (Hacia los años 978 – 117).
Nadie puede dudar de la existencia de Jesús. Él dijo de sí mismo que era el Mesías, el Rey que había de venir para salvar al pueblo de Israel. Y a instaurar un reino eterno, universal, espiritual. Jesús es Hijo de Dios. San Gabriel le dice a la Virgen María: “Darás a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y llamado Hijo del Altísimo” (San Lucas 1, 42-43). Cuando José y María encuentran a Jesús en el Templo, Jesús les dice: “¿No sabias que conviene que me ocupe de las cosas de mi Padre?” (San Lucas 2, 49).
Andrés dice a su hermano Pedro: “Hemos hallado al Mesías, que quiere decir Cristo” (San Juan 1, 39-40) Nataniel le comunica a Jesús: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Al terminar una predicación, Jesús pregunta a sus Apóstoles: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre…? Tomando la palabra Pedro dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús respondiendo dijo: “Bienaventurado tú, Simón, porque no es la carne ni la sangre quien te ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos” (San Mateo 16, 13-17).
Ante el Sanedrín, el Sumo sacerdote pregunta a Jesús: “Te conjuro por Dios vivo: di si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho. Y yo os digo que un día veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del Cielo” (San Mateo 26, 63-64).
Jesús es el Mesías esperado, Jesús es Rey. Pilato pregunta: “Luego ¿tú eres rey? Respondió Jesús: Tú lo dices: soy rey” (San Juan 18, 37). Y su Reino no tiene fin. Es eterno, es el paraíso de los bienaventurados. Si somos fieles a su Evangelio viviremos eternamente felices con nuestro Rey y Señor. Con todos los bienaventurados.