Del deseo de ser consultado, líbrame Señor.
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La Caridad del cristiano con el prójimo es una participación de la caridad divina.
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Está claro, los democratistas quieren anular a la Iglesia Católica en todos los ámbitos.
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Los santos convivieron en la tierra con Dios. Ahora gozan eternamente de Dios en el Cielo.
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Alegres y rebosantes de confianza en Dios, estamos convencidos, como San Pablo: «Todo lo puedo».
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La plenitud del hombre, la perfección de la mujer está en la plenitud de gracia santificante en sus almas.
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Dicen que la democracia está ardiendo por los cuatro costados. Y los democratistas haciendo la siesta.
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Durante la consagración, unidos a Cristo somos consagrados, nos transformamos en una «Hostia pura, santa, inmaculada».
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El primer y decisivo paso para la santidad es romper con el pecado mortal, venial y con las imperfecciones deliberadas. Con la gracia de Dios, podemos.
