Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas, ten misericordia de nosotros.
Con el apostolado de la Divina Misericordia, peregrinamos a Lourdes. Ambiente de oración, mucha oración y silencio. Dejamos las maletas en el hotel y Santa Misa en «Marie Saint-Frai». Después de cenar, a la procesión de antorchas, rezando el Santo Rosario. Impresionante. La Virgen debe estar contentísima contemplando a sus hijos desde el Cielo. Sonríe, como sonreía a Santa Bernardita en 1858. En la octava aparición también sonrío la Inmaculada, dice la niña: “Sonrío, se entristeció y dijo penitencia, penitencia, penitencia». Ya, en la sexta aparición, con rostro triste, le había dicho la Virgen: «rueda a Dios por los pecadores».
Rogad por los pecadores, porque son muchos los que se condenan y van al infierno porque no hay quien rece y se Sigue leyendo