Rosa
«Señor, te recomiendo mi corazón».
Santa Catalina de Siena
«Soy todo tuyo ¡oh María!, y todo cuanto tengo, tuyo es».
San Luis María Grignion de Montfort
«Es preciso llegar a la cumbre».
Beata María Antonia Bandrés
«¡Solo Dios llena el alma…, y la llena toda!».
San Rafael Arnáiz
«Más vale el gordo alegre, humilde y obediente, que el flaco triste, soberbio y penitente».
San Pedro de San José Betancur
«Nuestra vida debe ser siempre el celo; y este celo debe abrazar al mundo entero».
Santa María de Santa Eufrasia
«El Señor me tiene sobre la cruz y yo no tengo más consolación que la de saber que sufro por cumplir la voluntad divina con espíritu de obediencia».
Beata María Gabriela Sagheddu

¡Es el Señor! El Señor está ahí con nosotros, presente. Muchas veces nosotros vamos ahí, miramos las cosas, hablamos entre nosotros mientras el sacerdote celebra la Eucaristía… y no celebramos junto a Él. ¡Pero es el Señor! Si hoy viniera aquí el presidente de la República o alguna persona muy importante del mundo, seguro que todos estaríamos junto a él, querríamos saludarlo. Pero pienso: cuando tú vas a Misa, ¡ahí está el Señor! Y tú estás distraído. ¡Es el Señor! Debemos pensar en esto. “Padre, es que las misas son aburridas”. – “Pero, ¿qué dices, el Señor es aburrido?”. – “No, no, la Misa no, los sacerdotes”. – “Ah, que se conviertan los sacerdotes, ¡pero es el Señor quien está allí!”. ¿Entendido? No lo olvidéis, participar en la Misa es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor.
*Vandeanos franceses, Cristeros mejicanos, Requetés y Falangistas españoles, defendieron la Iglesia de Cristo con las armas.