Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965
1º Racionabilidad. -En medio de sus oscuridades, y a pesar de exigirnos el admitir verdades que no entendemos ni comprendemos, nuestra Fe es sumamente racional. -No denigra al hombre…, ni le -humilla…, ni rebaja su dignidad…, antes al contrario, le sublima y dignifica grandemente, haciéndole conocer cosas que sin ella jamás conocería… ¡Qué horizontes más amplios… y más grandiosas no abre la Fe ante los ojos del entendimiento humano!… Meditando esto, San Jerónimo exclama: «Estas cosas fueron desconocidas para Platón…, el elocuente Demóstenes las ignoró…, todos los filósofos y sabios antiguos no pudieron ni vislumbrar un poquito de ella… y cualquier parvulito de nuestras escuelas, sabe, con su catecismo, infinitamente más que todos ellos juntos.» -No, no es irracional nuestra Fe…; es algo que está, sobre nuestro entendimiento, y por eso no llegamos a comprender todo lo que nos enseña…; pero no es algo que sea contra la razón, como dicen los impíos. Dios nos pide que admitamos, sin dudas y sin vacilaciones, sus palabras… y por eso hemos de creer ciegamente… pero no imprudentemente. Fe pronta y ciega, no es una fe brutalmente impuesta e irracional.
2º Causas. -La razón de esto es: A) porque no debe extrañarnos que no lleguemos a entender, aún aquello que conocemos por la Fe, por ser verdades tan grandes…, tan infinitas…, tan divinas…, que, naturalmente, no pueden entrar en nuestro entendimiento. -Piensa qué pequeñito sería nuestro Dios, si le pudiéramos meter en nuestra inteligencia… y abarcar toda su esencia con la luz de nuestra razón. -Escucha aquello de Santa Teresa, que decía que «aquellas verdades más difíciles y oscuras, las creía ella con más firmeza y con mayor devoción, porque en ellas reconocía un carácter más propio de la grandeza infinita de Dios»… ¡Qué extraño que esta grandeza sea para nosotros incomprensible! Si hemos de estar por una eternidad viendo sin cesar cosas nuevas en la esencia de Dios sin agotarse nunca…, ¿cómo vamos ahora a querer entenderlo y abarcarlo todo?… Eso sí que sería algo absurdo e irracional…
- B) Por otra parte, Dios no nos manda creer tan a ciegas, que nos prohíba examinar los motivos y fundamentos de nuestra Fe… Antes bien, esto es muy del agrado de Dios, para que así sepamos qué es lo que creemos y por qué creemos. -Tenemos entre otros, los milagros y las profecías de Jesucristo, que fueron hechas en confirmación de estas verdades y que nosotros debemos meditar y estudiar con frecuencia…, pues aparte de las doctrinas y consecuencias prácticas que de su meditación podemos deducir, sirven admirablemente para demostrar el origen divino de los dogmas de la Fe que la Iglesia nos manda cree; y C) en fin, para hacer más racional el acto de nuestra Fe pensemos que Dios no nos manda creer, sino aquello que con autoridad infalible ha sido declarado verdad dogmatica y revelada por la Iglesia Católica…, es decir, que debemos creer porque Dios lo ha revelado…, pero sabemos que Dios lo ha revelado, porque la Iglesia así nos lo dice y enseña…, y, en fin, la Iglesia al enseñarnos esto, es completamente infalible…, sabe muy bien lo que dice… y no se engaña ni puede engañarnos… Luego, ¿puede haber nada más racional que el acto de nuestra Fe?…
3º Propiedades. -De todo esto se deduce claramente que para que sea nuestra Fe completa y racional, ha de ser una Fe: A) sencilla y humilde, no tratando de escudriñar lo que es imposible conocer, ni pretendiendo demostrar lo que es superior a nuestra razón… «Bienaventurados los que no vieron y creyeron», dijo Cristo. -Hay que creer sin ver…; por eso la Fe se representa con los ojos vendados.
- B) firme, como asentada en la infalibilidad misma de Dios, que nos la revela… y en la infalibilidad, de la Iglesia, que nos la enseña… ¿Dónde habrá firmeza y seguridad mayor que ésta?
Si vieras por ejemplo, ante tus ojos a Jesús en la Hostia, ¿tendrías razón mayor para creer en su presencia real, que la que tienes por la Fe, aun sin verle con los ojos?… Qué razón tiene más fuerza…, ¿tus ojos o la palabra de Dios?…
- C) universal, que se extienda a todas las verdades reveladas…, todas, aún las más inaccesibles para nosotros, tienen la misma autoridad de Dios, que las da fuerza y confirma su certeza… ¿Por qué, pues, admitir unas y rechazar otras? ¿Por qué dudar o ni siquiera de una sola porque no se la entiende?…;
- D) prudente o ilustrada. Hemos de ser cristianos de conciencia ilustrada…, que sepamos distinguir los dogmas de la Fe, de lo que no son más que piadosas tradiciones populares… o leyendas. ¡Cuántos hay que encuentran dificultad en creer a Dios que nos enseña, y no la encuentran en creer cualquier superchería!…
- E) En fin, ha de ser viva y práctica, de suerte que la Fe vaya siempre acompañada; ? -e. las buenas obras, aunque sea a costa de sacrificios…
4º El modelo. -Ahora examina y aplica todo esto al gran modelo que tenemos en la Virgen. –Fe sencilla y humilde… Recuerda, de nuevo lo que hemos dicho de su Fe con el Ángel…, de su Fe en Belén…, en la vida toda de Cristo. ¿Quién te enseñará mejor a creer, con esta sencillez, que María en todos esos pasos de la vida de su Hijo? –Fe firme… Contémplala al pie de la Cruz…, de pie, como para demostrar la firmeza de su Fe… Cuando todos vacilan dudan…, huyen…, Ella como una roca firme serena…, de pie…, creyendo entonces más que nunca en la divinidad de su Hijo. –Universal y constante… ¿Cómo no había de ser así si nunca dudó de que su Hijo era el Hijo de Dios?… Recuerda las bodas de Caná…; aún no había visto hacer ningún milagro a su Hijo…, oye sus respuestas que denotan el poco interés que tenía entonces de hacer milagros y, no obstante, no duda de su poder y de su amor… y obra con una Fe ciega y con una confianza ilimitada en su Hijo.. Si así obró en esta ocasión, ¿cómo obraría en otros momentos? -Fe ilustrada… No pone dificultades…, pero pregunta al Ángel hasta conocer bien la voluntad de Dios…, y una vez conocida, pero antes no, cree con firmeza. -No entiende lo que dice Jesús al encontrarle con los Doctores…, pero conserva sus palabras en su corazón para estudiarlas a solas y meditarlas…, rumiarlas… y tratar de entenderlas. -Así debe ser nuestra Fe…; que estudie…, que medite…, que sepa bien lo que cree…, que conozca la palabra de Dios y la admita con firmeza, y la practique con decisión…