Obra Cultural
Recordemos el chascarrillo del borracho que ha perdido la llave. Se acerca un amigo y le ayuda a buscarla. Pero no la hallan, porque le ha caído en otra parte. «¿Entonces, ¿por qué la buscas aquí?» «Porque aquí hay luz». Muchos se comportan como este borracho cuando se trata del Matrimonio cristiano: buscan en otra parte. Para muchos esposos es un deber precedido de ciertas prácticas burocráticas que hay que despachar, y seguido de ciertas normas que hay que observar. Entonces nacen interrogantes en cadena: el matrimonio civil, ¿no tiene también su dignidad?, ¿no basta nuestro amor? Para muchos parientes y amigos es sólo una fiesta. «Siempre es un motivo para beber», dice un proverbio alemán. En realidad, el Matrimonio Cristiano es mucho más que el matrimonio, mucho más que un contrato regulado jurídicamente, mucho más que un deber, mucho más que una fiesta y, desde luego, mucho más que el amor. Sigue leyendo



*Cataluña es un lugar de España, laboriosa, católica y tradicional. La propaganda contraria es cuestión de romanticismo y de euros; “la pela”es la pela.
Es necesario que el Consejo Nacional logre la plenitud de su funcionamiento, en el ejercicio de las atribuciones que las leyes le confieren. Las funciones y atribuciones que competen al Consejo Nacional han de ser ejercidas en correlación con el Gobierno. Ciertamente, el Consejo Nacional no depende con vinculación subordinada del Gobierno de la Nación, como tampoco existe la dependencia inversa, pero la misión de aquél sólo puede ser entendida en función del Gobierno. Por eso las Leyes Fundamentales hacen coincidir la Presidencia del Gobierno y la del Consejo Nacional en una misma persona; porque sólo así, en el enclave de esa superior jerarquía de Gobierno y Consejo Nacional, se logra el engarce y equilibrio necesarios para que ambas instituciones, lejos de entorpecerse, funcionen en dinámica interdependencia y recíproca acción.