
Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Oraciones
05 jueves Jul 2018
05 jueves Jul 2018
Posted in Mojones
Montserrat
Oh hora terrible, en la que se nos presentarán todas nuestras obras en su completa desnudez y (miseria); ni una de ellas se pierde, nos acompañarán fielmente hasta el juicio de Dios. (Santa María Faustina Kowalska – Diario – La Divina Misericordia en mi alma)
La conciencia como facultad sería “la facultad/poder de crear el bien y el mal, lo justo y lo injusto. La conciencia, así, no revela al hombre el orden impreso en su naturaleza, sino que lo produce”. Ella sería, entonces, la determinante del bien y del mal del acto no porque se sujete a una ley superior a ella misma, sino porque ella, autónomamente, pondría en el acto el ser bueno o malo. (José Luis Widow – Verbo)
Y creo que tratan precisamente de eso, de engañar. Nos despistan con problemas menores sacando en sus medios a esos guiñoles populistas para que muestren indignación dirigida a esconder el foco de lo realmente importante. La ausencia de debate en España es realmente alucinante. Síntoma de unos medios teledirigidos donde el periodista ya es, junto el político, uno de los profesionales peor visto. (Blas Piñar Pinedo – Razón Española)
La actitud de serena neutralidad presenta un signo negativo, constituye un fenómeno depauperante. Y nada hay más corrosivo a la larga para la comunidad humana -y, correlativamente, para un sistema de vida como el democrático, basado en la capacidad de discernimiento del pueblo- que la aceptación por principio de la trivialidad, la exaltación de lo plebeyo, la tendencia a cultivar valores falsos bajo pretexto de no imponer valores auténticos. (Alfonso López Quintás – Manipulación del hombre en la defensa del divorcio)
En tal presupuesto, que es la experiencia histórica universal de las sociedades no revolucionarias, la base de lo “público” (término no exento de imprecisiones) se asienta no en la duda, sino en un cierto cúmulo de verdades sociales, en el sentido amplio de la palabra (que incluye verdades políticas, morales, en su caso religiosas, incluso económicas). A tales verdades, que aúnan el sentido profundo de comunidad, se les ha denominado de muchas maneras: politeia, ortodoxia pública (Frederick D. Wilhelmsen), gemeinschaft (Ferdinand Tönnies), régime (Leo Strauss), culture (T.S. Eliot), cosmion (Eric Voegelin). (Julio Alvear Téllez – Verbo)
Es complicidad en los padres de familia, directores espirituales, dueños de talleres, catedráticos y maestros, callar cuando son preguntados sobre estas cosas; o simplemente no explicarlas cuando tienen obligación, para ilustrar las conciencias de sus subordinados. (Sardá y Salvany – El liberalismo es pecado)
Y, estas dos unidades, corno decía Valdegamas, fijándose en uno de sus efectos, la represión diferente que producen, semejantes a dos termómetros que suben y bajan en proporción inversa, porque cuando el de la coacción externa sube mucho, es porque el de la unidad interna está muy bajo o se ha roto; y cuando la unidad interna es íntima y muy profunda, muy enérgica, la unidad externa puede en cierta manera quebrantarse, sin que por ello sufra detrimento el todo nacional. (Juan Vázquez de Mella – El Verbo de la Tradición)
05 jueves Jul 2018
Posted in P. Manuel Martínez Cano
Padre Manuel Martínez Cano mCR.
En nuestros días se habla mucho de la conciencia y, en torno a ella, se dicen disparates y aberraciones.
Conciencia psicológica es el conocimiento intelectual, íntimo, que la persona tiene de sí mismo y de sus actos. Sí yo dijera que soy Napoleón, no estaría en mis cabales, estaría loco.
Conciencia moral es la misma inteligencia humana que hace un juicio práctico sobre la bondad o malicia de sus actos. Si mato a todo aquel que se me pone por delante, sería un asesino; como los que asesinan a los niños en las entrañas de sus madres.
La conciencia es la norma subjetiva de la moralidad de nuestros actos.
La norma objetiva de nuestros actos es la Ley natural gravada por Dios en nuestras almas.
La conciencia se manifiesta antes del acto (conciencia antecedentes), durante el acto (conciencia concomitante) y después el acto (conciencia consiguiente).
Antes del acto la conciencia nos dice lo que debe o no debe hacer, y en consecuencia, lo permite, lo ordena o lo prohíbe. Durante el acto la conciencia es testigo de la buena o mala acción; después del acto la conciencia aprueba el acto bueno, llenándonos de paz y de tranquilidad; o reprueba el acto, con el remordimiento, si fuere malo.
Si se diera el caso de que, sólo después de realizado un acto, la persona se diera cuenta de que ha hecho un acto malo, no habría cometido pecado. Ha cometido una acción materialmente mala, pero no atribuible a la persona, porque le ha faltado la advertencia de la mente y la decisión de la voluntad.
La conciencia moral puede ser verdadera, errónea, cierta, dudosa, perpleja, y escrupulosa, dedicada, laxa…
Conciencia verdadera es aquella que juzga los actos humanos en conformidad con la Ley natural, grabada por Dios en nuestros corazones.
Conciencia errónea es la que juzga los actos humanos en desacuerdo con la Ley natural.
Actuaría con conciencia verdadera quien dijera: «He faltado al respeto a mis padres, luego he cometido un pecado contra el cuarto mandamiento». Obraría con conciencia errónea el que dijera: «He mentido, pero no he pecado».
La conciencia verdadera es la regla subjetiva de los actos humanos, porque solo ella capta el verdadero y auténtico valor de la Ley eterna, origen y fuente de toda moralidad.