Javier Barraycoa
Este narcisismo flota por todos los textos catalanistas desde finales del siglo XIX hasta los discursos más burdos del independentismo actual. Nuevamente recurrimos a La nacionalitat catalana, donde se señala que, una vez recuperada la conciencia nacional: “va pasando ante nuestros ojos un rosario de grandes hombres de nuestra tierra”. Aunque el discurso racialista en Prat de la Riba es meramente nominal, poco a poco el racismo moderno se va instalando en el argumentario catalanista como reflejo de ese narcisismo. En el análisis del racismo que realiza el profesor Francisco Caja, tenemos infinidad de datos y argumentos para descubrir el narcisismo colectivo catalán, bajo apariencia de una raza llamada a no estar sometida por otras inferiores. Entre afamados (aunque escondidos) racistas catalanes, tenemos al que fuera diputado de ERC durante la República, Pere Rossell. En una de sus obras afirma que: “El dominio de hombre a hombre es indigno, pero más de raza a raza, cuando no las separa a ambas la distancia que va de barbarie a civilización”.
En 1891, Joaquim Casas-Carbó publicaba Estudis d´etnogenia catalana para intentar demostrar con argumentos filológicos que los catalanes tienen un origen ario. Otro tipo de argumento para demostrar que los catalanes son arios, es el propuesto por Lluhí y Rissech, en un artículo de La Veu de Catalunya, del 7 de noviembre de 1899: “La autonomía es una idea simpática a los elementos de la raza aria de España (los catalanes) y es terriblemente antipática a los elementos de la raza semítica (los castellanos)”. El discurso racista catalanista es mucho más extenso de lo que podemos imaginar, aunque también lo encontramos sutilmente expresado bajo formas de espiritualidad. Un ejemplo son algunos artículos de Rovira i Virgili en La Publicitat donde hablaba constantemente de “una irreductible oposición espiritual” entre Cataluña y Castilla. Evidentemente esta incompatibilidad lo que expresa de fondo es la superioridad moral del alma catalana sobre la castellana. Por no alargarnos, dirigimos al lector a la obra referida del profesor Caja. Sólo para apuntalar este epígrafe, relacionaremos algunas características del trastorno nacionalista y no tendríamos dificultad alguna en encontrar textos que avalaran esta fenomenología colectiva. El narcisista se caracteriza por su desproporcionado sentido de importancia, cree que es especial y todo el mundo le contempla, exige una admiración por parte de los demás igualmente desproporcionada y si no lo consigue es tomado como un agravio ofensivo. Todo narcisista (individual o colectivo) envidia a los demás, pero quiere creerse que son los demás que le envidian. Es evidente que el narcisismo sólo puede acabar en un trastorno de complejo de superioridad.
(VERBO)
* El capitalismo salvaje pone a la persona al servicio del sistema económico. Es inmoral.
Un jueves Bernadette fue con su hermana Antonia y sus amigas. Su mamá la Srta. De Soubirous le recomienda a su hija que se pusiese medias de lana antes de calzarse los zuecos. Bernadette obedeció pero cuando tuvo que atravesar el riachuelo que pasaba delante de una gruta, la gruta de Massabielle, estuvo obligada a quitárselas.
Pero lo que parece más cierto—después de estudiar sus discursos—es que Pío XII, el Papa de las grandes visiones del porvenir, bahía barruntado en la Hispanidad uno de los más recios baluartes de la civilización del mañana. Y quería a toda costa, asegurar la base esencial de esta Hispanidad: su catolicismo romano. De ahí su constante empeño en recordar, por activa y por pasiva, que la esencia de los pueblos hispánicos, la antorcha común que iluminó su entrada en la Historia fue la fe cristiana.
* La política democratista es la mentira universal.