Glorioso San José, modelo de cuantos deben trabajar con el sudor de su frente, conseguidme la gracia de considerar el trabajo como expiación, para satisfacer tantos pecados. Hacedme trabajar en conciencia, prefiriendo el fiel cumplimiento de mis deberes a mis inclinaciones caprichosas; haced que trabaje con agradecimiento y alegría, poniendo todo mi empeño y honor en aprovechar y desarrollar, por medio del trabajo, todos los talentos que he recibido de Dios. Mandadme trabajar con tranquilidad, moderación y paciencia sin que me atemoricen el cansancio y las dificultades. Inspiradme a menudo pensamientos en la muerte y en la cuenta que he de rendir del tiempo perdido, de los talentos malgastados, de las omisiones y de toda vana complacencia en éxitos obtenidos, tan contraria al honor de Dios.
¡Todo según vuestro ejemplo, oh Patriarca San José!
La expulsión de los judíos ha sido también duramente reprochada a Isabel recientemente. Conviene recordar un hecho a este respecto: Isabel garantizó a los judíos expulsados de España que podían transferir fuera de este país sus bienes o el valor de sus bienes, en particular, por medio de letras de cambio. Ahora bien, esta medida de justicia y de caridad es entonces una novedad en estas circunstancias. La expulsión de los judíos de Francia por Felipe el Hermoso, en 1303, se asoció al embargo total de sus bienes. En la gran ciudad francesa, la más cercana a España, Toulouse, se vio al ministro de Felipe el Hermoso, Nogaret, venir de París para dirigir él personalmente este embargo de bienes de los judíos en provecho del rey de Francia. Que no se tomen estas medidas en España por la voluntad de Isabel provoca el asombro de los contemporáneos, para los cuales los bienes de los judíos son bienes mal adquiridos, en particular por la usura ejercida a costa del pueblo cristiano. Así vemos que, hasta el papa, en su bula Si convenit de 1496, se asombra de esta generosidad de Isabel. La juzga excesiva, escribiendo, en los siguientes términos, laudatorios para los Reyes Católicos: ellos “han echado completamente a todos los judíos, dejándoles sus bienes, a pesar del increíble perjuicio que esta generosidad produce a los Reyes, y del daño a sus vasallos”. Así que se puede constatar que en la expulsión de los judíos hay también por parte de Isabel una caridad entonces excepcional y sorprendente. Es claro: decididamente es muy difícil dar a Isabel lecciones de cristianismo o de humanidad. Que se lo digan a aquellos que, con toda modestia, no lo dudamos, han comenzado recientemente a darle semejantes lecciones.
* Cada cinco minutos es asesinado un cristiano en los países donde los cristianos son minoría religiosa.
* Los adictos a las ideologías modernas no saben amar: ideología de género, democratismo, bestialidad.
* Hay quien están al borde del infierno y viven como si no hubieran de morir. Y la muerte está ahí, esperando.
* Lucifer no ha parado de mentir desde su expulsión del Cielo. Volvamos al Catecismo para que no pueda engañarnos.
* «¡Destrúyelos con tu furor, destrúyelos y dejen de existir! Sepan que Dios gobierna desde Jacob hasta los confines de la tierra» (Salmo 59, 14).
* «El genio español muere y se ahoga en las prisiones de las herejías y sólo tiene alas para volar al cielo de la verdad católica» (Menéndez Pelayo).
* «Los hombres han sido siempre lo que han querido las mujeres… Educar un niño es educar un hombre; más educar una mujer es educar una familia» (San Enrique de Ossó).