Recapitulada por el P. Cano
– FIN DEL CISMA DE OCCIDENTE
La división y el desorden iban en aumento en toda la Cristiandad. Era necesario acabar de una vez con el cisma. El único remedio era convocar un concilio ecuménico. El promotor de esta nueva tentativa fue el rey alemán Segismundo (1410-1437).
El concilio se reunió el mes de noviembre de 1414 en Constanza. En la quinta sesión (5-4-1415) se declaró solemnemente y legítimamente reunido el Concilio en el Espíritu Santo y representante de toda la Iglesia. Se inició el proceso contra Juan XIII, que terminó el 20 de mayo. Fue depuesto el antipapa que ya había renunciado a su dignidad. Gregorio XII renunció al Pontificado en la sesión catorce, el 4 de julio de 1415.
Benedicto XIII se resistió y no quiso renunciar. Ante esta obstinación, se apartaron de su obediencia los príncipes españoles. El Concilio depuso al Papa Luna »por perjuro, cismático y hereje» en julio de 1417. Abandonado de casi todos sus seguidores se retiró a Peñíscola, donde murió el año 1423.
Terminado el proceso contra Benedicto XIII, se procedió a elegir el nuevo Papa; el 11 de noviembre de 1417 salió elegido el cardenal Odón Colonna, que tomó el nombre de Martín V (1417-1431). Todas las naciones cristianas reconocieron al nuevo Papa y así quedó zanjado el pernicioso cisma de Occidente.
La alegría del pueblo cristiano no fue duradera, pues Martín V no urgió la reforma eclesiástica, como se esperaba, aunque procuró levantar el prestigio del Pontificado y mejorar las condiciones de Roma.
Martín V clausuró el Concilio de Constanza el año 14 l 8 en la sesión veintidós, sin dar su aprobación general a sus decisiones en las cuestiones de fe. Su sucesor, Eugenio IV, aprobó en 1446 el Concilio en todo cuanto no comprometía la primacía pontificia.
– VIDA RELIGIOSA A FINALES DE LA EDAD MEDIA
La religiosidad del pueblo cristiano de finales de la Edad Media seguía siendo muy viva. La idea de la muerte dominaba a los hombres de este tiempo. Su delicadeza espiritual les hacía sintonizar con una mayor vivencia evangélica, especialmente la Pasión y Muerte de Cristo.
La Mística y la «Devoción moderna» representan fielmente la vida religiosa del ocaso medieval. La vida urbana hacía más fácil la frecuente reunión de los cristianos para escuchar los grandes predicadores. San Bernardino de Siena, San Vicente Ferrer (1357-1419) despertaban en el pueblo el sentimiento del dolor de sus pecados, que culminó con la práctica de la confesión frecuente.
Se empezó a escenificar la Pasión del Señor y se difundió la práctica del Vía Crucis. La devoción a la Virgen se propagó prodigiosamente. La influencia de la Pasión y de la Virgen Dolorosa en el arte de la Baja Edad Media fue importantísima. Se levantaron cruceros junto a todos los caminos de Europa. Y la Eucaristía siguió ocupando el lugar de honor en la devoción de los fieles y en el culto litúrgico de la Iglesia.
Las muchedumbres se sentían particularmente atraídas por la procesión del Corpus Christi, que se celebraba con todo esplendor en todas las ciudades de la Europa occidental.
– LA RECONQUISTA CONTRA EL ISLAM
Con la reconquista de Toledo (1085) por Alfonso VI se inicia una nueva era en la Reconquista española que alcanzará su apogeo en el siglo XIII. Abundan en este tiempo personas e instituciones de un valor extraordinario.
Las luchas contra los musulmanes tomaron un carácter de verdadera cruzada. Alfonso VI llegó a imponer un tributo al rey moro de Sevilla. Alfonso I el Batallador (1104-1134) se apoderó de Córdoba y Almería y ganó otras muchas batallas. Como no pudo consolidar estas victorias, volvió a Aragón con un gran ejército de mozárabes liberados.
Alfonso VII de Castilla (1126-1157) recorrió victoriosamente las regiones musulmanas, destruyendo gran parte del poder de los almorávides y almohades.
Alfonso VIII (1158-1214) reconquistó varios territorios, pero sufrió la terrible derrota de Alarcos (1195).
Después de la unión de Ramón Berenguer IV y doña Petronila, aumentaron notablemente las conquistas de Aragón y Cataluña.