Franco y la Iglesia Católica José Guerra Campos Obispo de Cuenca Separata de la obra “El legado de Franco”
Conviene registrar notas características de esta persecución a sangre y fuego. Comenzó desde el primer momento, antes de tener noticias de actuaciones de católicos en la otra zona, como aplicación de planes que ya se habían practicado en la Revolución de Asturias de 1934 o en la Semana Trágica de 1909, orientados al aniquilamiento de las supuestas fuerzas reaccionarias. No eran movimientos espontáneos del “pueblo” (que en muchos lugares deseó salvar a sus sacerdotes) ni extralimitaciones de “incontrolados” (aunque hubiera algunos), sino ataques programados de las organizaciones revolucionarias. Y éstas, integradas en los Comités del Frente Popular, detentaban el poder real, con el respaldo más o menos complaciente de las autoridades constitucionales. En cuanto a las destrucciones de iglesias y del patrimonio artístico, que ahora algunos atribuyen equívocamente a la “guerra”, no se debieron a combates o a acciones del “enemigo”, sino casi totalmente a esos poderes internos. Guerra hubo también en la zona nacional, donde el patrimonio se conservó intacto. Sigue leyendo