Hoy celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la 50 Jornada Mundial de la Paz, con la que mantenemos vivo a lo largo de los años aquel mensaje que los ángeles transmiten a los pastores en la noche de Navidad: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que él ama”. Los ángeles anuncian a los pastores el nacimiento de Jesús, que es paz en la tierra para los hombres que él ama. El Mensaje que el papa Francisco nos ofrece este año lleva por título: «La No Violencia: un estilo de política para la paz».
La violencia y la paz están en el punto de partida de dos maneras absolutamente opuestas de entender la vida y de construir la sociedad. La expresión “no violencia” significa una aspiración, un deseo, un rechazo moral de la violencia, de las barreras, de los impulsos destructivos, pero comporta también un enfoque político realista, proactivo, constructivo, abierto a la esperanza. La proliferación de brotes de violencia tiene unas consecuencias sociales gravísimas en todos los sentidos. Nos encontramos en una situación en la que, por desgracia, se multiplican dichos brotes; por eso es tan importante dar espacio a la no violencia como método político y como camino realista para superar los conflictos armados, intentando abrir caminos de paz incluso allí donde parece imposible. Este método político se fundamenta por encima de todo en la primacía de la ley. Si se salvaguardan los derechos de cada persona y la igual dignidad de cada uno sin discriminación ni distinción, la no-violencia, entendida como método político, puede constituir una vía realista y eficaz para superar los conflictos armados. Pero sobre todo, hay que partir del reconocimiento de la fuerza del derecho, igual para todos.
El Mensaje se refiere también al tráfico ilegal de armas, que sostiene la mayor parte de los conflictos en el mundo. El comercio mundial de las armas es un negocio en el que concurren intereses políticos y económicos, además de los estratégicos o de defensa. Globalmente se trata del comercio más lucrativo, seguido por el tráfico de drogas y la prostitución. El 70 % de ese comercio procede de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido. Entre los 10 primeros fabricantes se encuentran también Alemania, España e Italia. Aunque la mayor parte de las transacciones la llevan a cabo entidades comerciales, la responsabilidad principal de este comercio reside en los gobiernos que se escudan en el derecho a la propia defensa para comprar o vender armas.
En la actualidad, Oriente Medio, con sus numerosos conflictos, se ha convertido en un mercado más que rentable para la compra y venta de armas; un mercado que atrae a muchos productores y gobiernos occidentales y que alimenta un terrible baño de sangre en la región. No es extraño que aflore la duda de si estas guerras tienen lugar por problemas reales o son provocadas para vender los stocks de armas, o las dos cosas a la vez. En cualquier caso, es urgente acabar con el tráfico ilegal de armas y que se regule con mucho rigor el tráfico legal, es decir, con la legítima finalidad de la defensa de la integridad de la propia nación o estado. Que Santa María, Madre de Dios, Reina de la Paz, nos acompañe en este año que hoy comenzamos y nos ayude a ser auténticos constructores de Paz.