Manuel Antonio Orodea
Revista Razón Española, nº 196, Marzo-Abril 2016, pp. 214 y 215.
Si inquirimos sobre la unicidad de España, entre los factores constantes que la conforman destacará con preeminencia absoluta la religión católica. Esto no es una opinión sino una realidad. Y siendo los hechos que la prueban archiconocidos, no por ello nos privaremos de recorrer someramente los principales, máxime ahora que la filiación católica de nuestra patria es olvidada o silenciada, cuando no directamente repudiada. La religión católica está en la raíz misma de la unidad político-social de España con la conversión de Recaredo. La vocación católica hispánica se prueba en la incontrovertible piedra de toque de siete siglos de Reconquista, magno empeño sin igual en ningún otro pueblo. Vocación que inspirándose en la universalidad cristiana dilata la nación en Imperio, evangelizando e hispanizando un Nuevo Mundo, «la acción histórica de mayor envergadura después de la romanización», al decir de Fernández de la Mora. Vocación que convertirá a España, cuando la herejía protestante arruinaba la Cristiandad, en bastión y resistencia postrera del catolicismo, en una pequeña Cristiandad o Cristiandad menor, concepto tan querido por Elías de Tejada. Vocación que alzará la voz de la ortodoxia en Trento. Que frenará al viejo enemigo musulmán en Lepanto. Vocación, en fin, que se enfrentará con el liberalismo anticatólico en 1808, en las guerras carlistas y en la Cruzada del 36. Sigue leyendo →