Padre Cano, m.C.R.

Del deseo de ser preferido a los demás, líbrame Señor.

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La gracia santificante nos hace semejantes a Dios, participar de su vida divina.

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Hay personajes para quiénes no existe la verdad, ni la mentira. Sólo los vicios.

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Los que desprecian a Dios en la tierra, vivirán eternamente sufriendo en el infierno.

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Los incrédulos pretenden perpetuar el tiempo con drogas… el tiempo acabará. La eternidad es perpetua.

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No son nuestras palabras, sino las mociones del Espíritu Santo, quienes convierten a las almas.

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«Jesús, tú sabes que te quiero». San Pedro se arrepintió de su cobardía y fue el primer Vicario de Cristo.

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Nuestro amor en la tierra es fragmentario. En el Cielo será permanente, eterno. Dios siempre amándonos y nosotros amando siempre a Dios.

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La evangelización de América es una obra sin par en la historia. (San Juan Pablo II). Los envidiosos siguen con su leyenda negra. Mentiras y más mentiras.