La paz de Dios es una paz real, que penetra en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, están los enfermos, hay tantas cosas feas, están las guerras… pero esa paz que viene de adentro, que es un regalo, no se pierde, sino que se va adelante llevando la Cruz y el sufrimiento. Una paz sin Cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera: se termina.
Cardenal Sarah
¿Escuchamos hablar de fe, vida eterna, comunión con la persona de Cristo, de pecado como ruptura y Sigue leyendo




