La mujer
Edith Stein
El órgano para la concepción del ente en su totalidad y en su peculiaridad está en el centro de su ser y condiciona a aquella aspiración a desarrollarse hasta la totalidad y a ayudar a los demás a su correspondiente desarrollo que hemos encontrado antes como característica del alma femenina. Por eso está ella mejor protegida que el hombre por la naturaleza contra la actividad unilateral y el desarrollo de sus potencias, pero, por otra parte, menos inclinada a los esfuerzos máximos en el terreno de las cosas que siempre con concentración unilateral se logran con todo el esfuerzo anímico, y expuestas a un peligro más fuerte de fragmentación.
Autoridad
No menos sentimos el impulso de expresar el más profundo convencimiento de que la autoridad en la Iglesia no se funda ni puede basarse en los procedimientos de algunas concepciones políticas. La constitución divina de la iglesia abona la Sigue leyendo



