Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Oraciones
Santa María del Perpetuo Socorro
30 Sábado Nov 2019
30 Sábado Nov 2019
30 Sábado Nov 2019
Posted Artículos
inEl peregrino que desea hacer una visita a Su Reina y Señora, no puede dejar de encaminar sus pasos, en actitud de penitente hacia Ocaña, el privilegiado pueblo colombiano que es celestialmente gobernado por Nuestra Señora de las Gracias de Ocaña.
Corrían los primeros años del siglo XVIII. El viajero que recorriera las montañas de Torcoroma escucharía una noticia jubilosa: en el corazón de un árbol ¡Había aparecido una preciosa imagen de la Virgen bendita! Dos afortunados campesinos lugareños habían sido los privilegiados descubridores.
La novedad se extendió con el entusiasmo de un pueblo que cree con sinceridad de corazón y con una fe pura y rendida en el amor de Dios. Pero la Santa Iglesia, como en todos estos casos, actuó con prudencia y desconfianza. Llegado el relato de los sucesos a la colonial ciudad de Ocaña, la Sagrada Jerarquía designó a un varón de mucha ciencia y piedad, P. Diego Jácome Morineli, por ese entonces Cura y Vicario de la ciudad, quien tras examinar con atención las circunstancias, y las cualidades, procedió a autorizar la veneración. Era 1711.
En 1788 se escribe un folleto intitulado “Reseña histórica de la aparición de Nuestra Señora de la Concepción en el monte de Torcoroma en Ocaña”, donde se recoge la documentación del prodigio y la relación de milagros y favores concedidos. Pero no es sino hasta 1805 que se publica el estudio más serio con que cuentan los historiadores.
La montaña de Torcoroma era por entonces una zona agraria y de gente sencilla. En las laderas de la majestuosa obra natural, la familia de los Melo Rodríguez tenía su parcela. Don Cristóbal y doña Pascuala gozaban de la compañía de sus dos hijos, José y Felipe. Según atestiguan sus contemporáneos, los Melo Rodríguez eran personas de reputadas buenas costumbres y de vida impregnada de fe cristiana.
Una mañana don Cristóbal envió a sus hijos a talar un árbol que tuviese buena madera para tallar la caja o “canoa” con que fabricaba sus dulces.
Los jóvenes se internaron en la montaña y a medida que aumentaba la espesura, seleccionaban las posibles talas, hasta que encontraron uno que era un portento: pese a que era verano, exhibía unas fragantes flores encarnadas. Era tal su perfume y porte que desde lejos se podía percibir su presencia.
Entusiasmados con el feliz hallazgo, procedieron a talar el árbol. Dada la complicada ubicación del mismo, al cortar su base se produjo un derrumbamiento y la parte principal cayó por un barranco. Atardecía y los muchachos resolvieron regresar a casa y comentar el suceso a su padre. Posteriormente continuaron buscando un árbol apropiado para el fin que requerían satisfacer, pero no dando con ninguno que les sirviese apropiadamente, determinaron utilizar el ya talado y se dirigieron al lugar donde había quedado caído.
Comenzaron a tallar allí mismo la “canoa” y a poco de dar los primeros hachazos, quedó a luz “una imagen de María Santísima mi Señora a modo de Concepción, de medio relieve, juntas y puestas las manos sobre el pecho, con acción del rostro como dirigido al Cielo, con su corona imperial, parada sobre su media luna, todo del color del mismo palo, la cual vista y reparada por el buen Cristóbal Melo, metiendo las manos al hijo que a la sazón era el que cortaba con la hacha, le detuvo el golpe, y postrados padre e hijos, adoraron aquella rica Joya, de la que se dice despedía de sí no sólo una gran luz, sino el aromático olor de todo el árbol como cuando lo cortaron…” Así fue según las palabras consignadas en el citado documento del P. Gómez Farelo.
La noticia se esparció por toda la región y los primeros milagros comenzaron a suceder. Y el Sr. Vicario autorizó la veneración privada. Hacia 1716 el Ilmo. Monseñor Don Fray Antonio de Monroy Meneses llegó hasta Ocaña e investigó por sí mismo los prodigiosos sucesos que se relataban, tras lo cual nombró a Pascuala Rodríguez – madre de los muchachos y esposa de Melo – como Camarera de alhajas y su ropa de altar. Y dio permiso para que allí mismo se levantase una capilla en Su honra. Posteriormente dio orden para que la bendita imagen fuese trasladada a la iglesia principal “con toda la honra y pompa del caso”.
Al tiempo que esto ocurría, en la montaña de Torcoroma surgía lo que podría llamarse un “pequeño Lourdes”: un manantial de aguas límpidas se volvía un bálsamo milagroso para curar toda dolencia de cuerpo o de alma.
Hasta fines del mismo siglo, Nuestra Señora de Torcoroma carecía de iglesia propia, ya que se le veneraba en uno de los altares de la iglesia principal. Pero un emocionante prodigio vino a subsanar tal carencia.
En la Semana Santa de 1782, visitaba Ocaña el Señor Obispo de Santa Marta, Fray Juan de Espinar y Orozco. El licenciado Don Bartolomé Silvio de Aguilar y Quiroz tuvo la honra de hospedarlo. Teniendo la feliz ocurrencia de esta visita pastoral, el Señor Obispo procedió a consagrar el santo óleo, de manera que fueron depositados doce frascos conteniendo el precioso elemento.
El Alférez José Nicolás De la Rosa, autor de “La floresta de Santa Marta”, nos cuenta que en ese momento “rompió se accidentalmente el cajón, y por consiguiente los frascos, vertiéndose en el suelo los Santos Oleos, y el respeto de no pisar aquel suelo, fue motivo de no volver su dueño a vivir en la casa; y con este desamparo se fue cayendo poco a poco, hasta el estado en que está hoy”. Por este motivo fue precisamente sobre la casa del Licenciado Bartolomé Silva de Aguilar donde se construyó la iglesia de la Torcoroma, en 1800.
Y fue en el preciso lugar de la montañesa Torcoroma donde surgió un manantial de aguas límpidas y propiedades milagrosas. Quienquiera se acerque en busca de la curación de su cuerpo y su alma, será retribuido con largueza. A causa de esto, este manantial de Nuestra Señora fue conocido como la Lourdes colombiano.
Enterado de los milagros y prodigios obrados por intercesión de Nuestra Señora en este dichoso y desconocido punto de Colombia, Su Santidad San Pío X concedió, con fecha 27 de Junio de 1906, misa propia a la Santísima Virgen bajo la advocación de nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma.
El paisaje humano y arquitectónico que hoy aprecia el penitente es muy distinto del que presenciaba los celestiales acontecimientos. Pero la devoción y entusiasmo que “la Virgen Morena” produce en los ocareños lejos de disminuir aumenta cada día. Con la declaración de San Pablo VI, nombrándola oficialmente “Patrona Principal de Ocaña”, hoy en día, casi no hay diócesis que no cuente con al menos una capilla en honor a la Torcoroma.
Valgan como palabras finales la copla del renombrado dominico Fray Campo Elías Claro O.P. autor del libro de poemas “SAUDADES”:
Torcoroma linda, Torcoroma bella, Virgen de mi Ocaña, Virgen montañera, bajaste del Cielo de la dicha eterna, mostrando el rostro de luz y belleza entre los perfumes de las rosaledas y el aura purísima de las primaveras: Te quiero, te quiero con alma muy tierna; con amor inmenso, te busco en la pena, te evoco en mis sueños de mustio poeta; te canto y te imploro, Palomita bella, Virgen vegetal, más dulce que estrella que esclarece suave las más negras penas, Torcoroma linda, Torcoroma bella, Virgen de mi Ocaña, Virgen montañera, Madre de Dios: dame la pureza, enciende mi fe con luces eternas de gracia y amor.
30 Sábado Nov 2019
Posted Sabaticas
inEl Consiliario
* El libro “Imitación de Cristo” recuerda que: “No hay peor enemigo ni más insufrible para el alma que tú mismo, si no estás en perfecta armonía con tu espíritu”.
* El miedo, difundido por los democratistas en todo el mundo, es más eficaz que el miedo difundido por los comunistas en sus paraísos marxistas. Silencio. No existe la verdad. Ni Dios
* Los instintos que tenemos todas las personas no son malos. Pero, si no los encauzamos y modelamos con la Ley de Dios y el recto uso de la razón, nos llevan al pecado. Y el pecado mortal al infierno
* San Juan Pablo II habló de un “capitalismo salvaje”. Por supuesto, no de la libre economía justa. Las democracias actuales también son salvajes: abortos provocados, eutanasia, vandalismo de los “descontrolados”…
* “Hay que enorgullecerse de España porque España ha sido una nación creadora; y hay que recordárselo a esta generación, que no lo sabe; pues mientras otros pueblos fundaban colonias y factorías, España sembró naciones que llevan su sello y aún conservan su espíritu, reconociéndose hijas suyas” (Vázquez de Mella).
29 Viernes Nov 2019
29 Viernes Nov 2019
Posted Artículos - Contracorriente
inFr. Santiago Cantera Montenegro, 0.S.B.
En Chile, desde finales del siglo XIX, la beneficencia católica se volcó en gran medida en la edificación de viviendas obreras en Santiago: el Arzobispo de Santiago Mariano Casanova, entusiasmado con la Rerum Novarum, y su amigo el senador Melchor Concha y Toro, decidieron fundar la “Institución León XIII” en 1891, con un patrimonio de 100.000 dólares para la compra de terrenos y la construcción de pequeñas casas apropiadas para obreros, en un régimen favorable para su adquisición. Por otra parte, monseñor González Eyzaguirre convocó en 1910 el “Primer Congreso Social Católico”, donde se fundó la “Federación Nacional de Obras Sociales Católicas”, y luego se creó la “Sociedad de Obreros San José” en Santiago, dirigida por Miguel León Prado, que llegó a reunir 20.000 miembros; más tarde se constituyó el “Centro de la Unión Nacional”, con 15.000 obreros y 64 centros a nivel nacional.
No obstante, y antes de que resaltara la ingente figura de San Alberto Hurtado (de cuyo pensamiento y obra social y sindical hablaremos en otro artículo), hay que destacar sobre todo al P. Fernando Vives, quien en los años 30 procuró difundir las encíclicas sociales a través de los “Círculos de Estudios” entre jóvenes. Pensaba que los trabajadores debían organizar sindicatos independientes de los partidos políticos, porque éstos no hacían sino dividir a la sociedad chilena, con lo cual se ganó la oposición de bastantes jóvenes del “Partido Conservador” y finalmente fue expulsado del país. A su regreso, fundó con un grupo de jóvenes cristianos el “Partido Social Sindicalista” en 1932, que defendía una reforma agraria, la función social de la propiedad, la protección de los derechos de los trabajadores y la organización de éstos en gremios y sindicatos. No obstante, el partido tuvo muy poca incidencia en la vida política chilena. En 1934 dio paso a la fundación del “Partido Corporativo Popular”, con lo cual se ganó de nuevo la oposición del “Partido Conservador” y fue otra vez desterrado. Por otro lado y a imitación de la “Falange Española”, en 1938 se creó en Chile la “Falange Nacional” por parte de algunos jóvenes católicos con inquietudes sociales. Más tarde acabaría derivando hacia compromisos con los comunistas (ya en 1940, formando el “Frente Común”) o muchos de sus miembros terminarían formando la “Democracia Cristiana” de Chile.
También cabe destacar la creación del sindicato “Unión de Trabajadores de Colombia” (U.T.C.) en los años 30 del siglo XX, en buena parte por iniciativa de jesuitas encabezados por el P. Vicente Andrade y jóvenes trabajadores de Acción Católica. En poco tiempo llegó a tener tantos afiliados como la “Confederación de Trabajadores Colombianos” (C.T.C.), creada en 1936 y dirigida en esa época por comunistas, socialistas y anarcosindicalistas. La U.T.C. fue muy dinámica en su acción hasta la subida al poder del dictador Rojas Pinilla, quien pretendió utilizar el sindicalismo para su provecho político.
En España, donde el liberalismo venía dominando el siglo XIX, la encíclica Rerum Novarum fue criticada tanto por rígidos conservadores liberales y políticos también liberales (a Castelar le causó “pena hondísima” por ser “impropia” de la autoridad religiosa y contrariar la economía liberal), como por el periódico El Socialista (P.S.O.E.). Éste, con una visión poco objetiva y más bien simplista, se distanciaba de lo que otros observadores europeos socialistas hicieron al recibirla con alabanzas, como el periódico alemán Vorwärts y los políticos franceses Barres y Lafargue. El “Partido Conservador” español de Cánovas del Castillo titubeó inicialmente sobre la valoración de la Rerum Novarum, pues ciertamente no le agradaba, pero al final consideró más oportuno, de cara a la obtención de votos, tratar de apropiarse de su contenido. En cambio, desde el primer momento fue acogida con entusiasmo por el carlismo y por los católicos que se venían destacando por su preocupación y acción social, como monseñor Zeferino González, el P Vicent, etc.
(EL PAN DE LOS POBRES)