José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que, mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, patrona de la ancianidad
Una Epopeya misionera
Padre Juan Terradas Soler C. P. C. R
La Hispanidad, firme y prometedora realidad (38)
“El Pilar de una dilatada y gloriosa estirpe” (4)
Y en otra ocasión, como casualmente, pero respondiendo en realidad a un firme convencimiento de su corazón, el gran Papa: proclamó la realeza de Nuestra Señora del Pilar sobre todo el mundo de lengua española.
Se celebraba en el Vaticano la solemne beatificación de la Sierva de Dios Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Pío XII, en el discurso de bienvenida a los peregrinos asistentes a la inolvidable ceremonia, habló de las fundaciones de la Sierva de Dios. Una de éstas, la de Zaragoza, la había realizado la Beata Teresa Jornet el día del Pilar. Pues bien; Su Santidad, cuando llegó a este punto, no dejó de hacer constar que tal día era el “consagrado al culto, de la Reina de la Hispanidad”.
“Nos complace considerar la gran parte que la Virgen Santísima quiso tomar en la vida y obra de Teresa de Jesús.
Nacida al sonar el “Angelus”…, muchas horas solemnes de su existencia coinciden providencialmente con una fiesta mariana…; la fundación en Zaragoza el mismo día consagrado el culto de la Reina de la Hispanidad”.
(Discurso en la beatificación de la Madre Teresa de Jesús Jornet e Ibars, 28-IV-1958.)
Y con estas delicadas palabras acabamos la larga serie de textos del gran Pontífice.
El lector que no los conocía habrá quedado profundamente admirado al comprobar la riqueza de las ideas y la exquisitez y dulzura de las expresiones.
Pío XII muestra en sus palabras haber conocido a las mil maravillas la gran gesta misionera hispana. Sus delicados recuerdos, por una parte; sus puntuales citas, sus atinados comentarios dicen a las claras que estimó en alto grado el ideal de conquista que animó a la España misionera. Por otra parte, sus sabios y acertados conceptos sobre la realidad actual de la Hispanidad, sobre su porvenir y sobre su esencia, evidencian en el sabio Pontífice un sentido nada común de las leyes de la Historia y de sus relaciones con la Iglesia católica.
Su Santidad no podía ocultar, por lo demás, su gran amor a la que él mismo llamó “epopeya misionera”.
“Se trata, efectivamente, de un país predilecto (República Dominicana), que la Divina Providencia quiso escoger: para cuna del cristianismo, en América y centro difusor de, aquella epopeya misionera, que acompaña a su descubrimiento y a su conquista…”
(Discurso a D. Roberto Despradel, nuevo embajador de la República de Santo Domingo ante la Santa Sede, 8-I-1948).
* Aprovechar el virus para fastidiar a los católicos.
* El mundo está repleto de opiniones. Digamos siempre la verdad.
* Jesús subió al Cielo para prepararnos nuestra felicidad eterna.
* No debemos ser escrupulosos pero está muy bien que cada día hagamos examen de conciencia.
* Ya sabemos que tenemos defectos. No concentremos nuestra atención en ellos. Amar a Dios y al prójimo.
* Se oye decir: «Todo el mundo es democrático». No es verdad. La gran mayoría de los ciudadanos no sabe que es la democracia.
* Los católicos no debemos colaborar con los que dicen que van a conseguir una «fraternidad» mundial. Lo nuestro es luchar para establecer en el mundo el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. La Cristiandad.
* Estamos ante una concepción totalitaria en la que el varón especialmente el varón heterosexual es el enemigo a combatir. Pero lo asombroso es que esta concepción totalitaria cuente con el apoyo de muchas leyes y gobiernos que se titulan democráticos y que les apoya con ingentes cantidades de dinero.