SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS y STA. MARGARITA DE ALACOQUE
Corazón Sagrado de mi amado Jesús: yo, aunque vilísima criatura, os doy y consagro mi persona, vida y acciones, penas y padecimientos, deseando que ninguna parte de mi ser me sirva si no es para amaros, honraros y glorificaros. Esta es mi voluntad irrevocable: ser todo vuestro y hacerlo todo por vuestro amor, renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda desagradaros.
Os tomo, pues, oh Corazón divino, por el único objeto de mi amor, protector de mi vida, prenda de mi salvación, remedio de mi inconstancia, reparador de todas las culpas de mi vida; y asilo seguro en la hora de mi muerte. Sed, pues, oh Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y alejad de mi los rayos de su justa cólera. Oh Corazón amoroso, pongo toda mi confianza en vos, pues aunque lo temo todo de mi flaqueza, sin embargo, todo lo espero de vuestra misericordia; consumid en mi todo lo que os desagrada y resiste, y haced que vuestro puro amor se imprima tan íntimamente en mi corazón, que jamás llegue a olvidaros ni a estar separado de vos. Os suplico, por vuestra misma bondad, escribáis mi nombre en vos mismo, pues quiero tener cifrada toda mi dicha en vivir y morir como vuestro esclavo. Amén.
Los esfuerzos seculares de la Reconquista española para cuajarse en la España unificada e imperial de los Reyes Católicos, de Carlos V y de Felipe II; aquella España unida para defender y extender por el mundo una idea universal y católica, un imperio cristiano, fue la España que dio la norma ideal a cuantas otras etapas posteriores se hicieron para recobrar momento tan sublime y perfecto de nuestra Historia».
Unificación en el Movimiento. Significación histórica de Falange Española Tradicionalista y de las
J. O. N. S.
El Movimiento que hoy nosotros conducimos es justamente esto: un movimiento más que un programa. Y como tal, está en proceso de elaboración y sujeto a constante revisión y mejora, a medida que la realidad lo aconseje. No es cosa rígida ni estática, sino flexible. Y que—como movimiento—ha tenido, por tanto, diferentes etapas.
La primera de estas etapas, a la que podríamos llamar ideal o normativa, es la que se refiere a todos los esfuerzos seculares de la Reconquista española para cuajarse en la España unificada e imperial de los Reyes Católicos, de Carlos V y de Felipe II; aquella España unida para defender y extender por el mundo una idea universal y católica, un imperio cristiano, fue la España que dio la norma ideal a cuantas otras etapas posteriores se hicieron para recobrar momento tan sublime y perfecto de nuestra Historia.
La segunda etapa la llamaríamos histórica o tradicionalista. O sea, cuantos sacrificios se intentaron a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX para recuperar el bien perdido sobre las vías que nos señalaba la tradición imperial y católica de los siglos XV al XVII. La mayor fatiga para restaurar aquel momento genial de España se dio en el siglo pasado, con las guerras civiles, cuya mejor explicación la vemos hoy en la lucha de la España ideal —representada entonces por los carlistas— contra la España bastarda, afrancesada y europeizante de los liberales. Esa etapa quedó localizada y latente en las breñas de Navarra, como embalsando en un dique todo el tesoro espiritual de la España del XVI.
La tercera etapa es aquella que denominaremos presente o contemporánea, y que tiene a su vez diferentes esfuerzos sagrados y heroicos, al final de los cuales está el nuestro, integrador.
Primer momento de la tercera etapa fue el régimen de don Miguel Primo de Rivera. Momento puente entre el pronunciamiento a lo siglo XIX y la concepción orgánica de esos movimientos que en el mundo actual se han llamado nacionalistas.
El segundo momento —fecundísimo porque arrancaba de una juventud que abría puramente los ojos a nuestro mejor pasado, apoyándose en la atmósfera espiritual del tiempo presente— fue la formación del grupo llamado J. O. N. S. (Juntas Ofensivas Nacional-Sindicalistas), el cual fue pronto ampliado e integrado con la aportación de la Falange Española, y todo él asumido por la gran figura nacional de José Antonio Primo de Rivera, que continuaba así dándole vigor y dimensión contemporánea al noble esfuerzo de su padre, e influyendo en otros grupos más o menos afines de católicos y de monárquicos que permanecieron hasta el 17 de julio, y aun hasta hoy, en agrupaciones también movidas por un noble propósito patriótico.
Esta era la situación de nuestro Movimiento en la tradición sagrada de España al estallar el 17 de julio, instante ya histórico y fundamental, en que todas esas etapas, momentos y personas influyeron para la lucha común.
Ante todo, Falange Española y de las J. O. N. S., con un martirologio no por reciente menos santo y potente que el de los mártires antiguos históricos, aportaba masas juveniles y propagandas recientes que traían un estilo nuevo, una forma política y heroica del tiempo presente y una promesa de plenitud española.
* «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan gran milagro» (Almirante holandés Holak).
* Santo Tomás dice que es más conveniente en absoluto vivir bajo rey que bajo un gobierno de muchos. Por supuesto, la tiranía de un rey se debe combatir.
* «La Historia enseña que los gobiernos colectivos conducen con más frecuencia y más rápidamente a la temible tiranía, que lo hacen los gobiernos de uno solo» (Gilson).
* «Si los hijos abandonaran mi Ley y no siguen mis Mandamientos si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas» (Salmo).
* «Bien podríamos decir que la Modernidad ha raptado lo sagrado de la Iglesia y lo ha trasladado al Estado. La Modernidad es el tiempo de la sacralización del Estado» (Juan Fernando Segovia).
* «De los textos de Santo Tomás de Aquino se concluye que: la mejor constitución política, es la monarquía con participación aristocrática y democrática, el llamando régimen mixto» (Estanislao Cantero).
* Los salesianos del Templo Nacional Expiatorio del Tibidabo (Barcelona), han suprimido la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento. La impresionante imagen del Corazón de Jesús nos sigue protegiendo. Y María Auxiliadora está siempre con nosotros los seglares adoradores.
Tal fue el lema que nuestro Obispo D. José escogió para su pontificado. Son palabras del Prólogo del Evangelio de San Juan: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
En la homilía de la última Santa Misa de ordenaciones que celebró D. José, en la que tuve la dicha de ser incorporado al ministerio del Lectorado, explicó cuáles fueron los móviles de su actividad pastoral. En primer lugar: «Nada vale en la Iglesia a no ser aquello que remite a Cristo Jesús». En segundo lugar: «Obispos y presbíteros estamos consagrados […] a servir la presencia salvadora de la persona de Jesucristo». Y, por último, «en relación con los hermanos, estamos no para ser servidos, sino para servir, al igual que Jesús». Qué claro tenía nuestro Obispo el centro de su vida: Jesucristo, el que habitó entre nosotros y a quien D. JOSÉ Guerra preparó el terreno para que habitase también ahora entre su rebaño. Rebaño tan amado de D. JOSÉ que, en esa misma homilía, le hizo derramar lágrimas, no de dolor, sino de esperanza.
Las palabras de San Juan tienen, además, un significado especial para nosotros,
si las aplicamos a la figura de D. JOSÉ. Él quiso habitar entre nosotros, en la casa de la Sociedad Misionera de Cristo Rey, los últimos días de su vida, dándonos continuos ejemplos de virtudes cristianas y elevando nuestro pensamiento siempre a Nuestro Señor. Quisiera dar un testimonio de esta virtud, que pude contemplar durante el período de su última enfermedad. Unas semanas antes de su muerte hubo de ser trasladado al hospital. Allí tuve la dicha de pasar dos noches a su lado. En teoría yo iba al hospital a cuidarle, pero el que salía cuidado era yo. Durante la noche yo dormía en un sofá. Cuando D. JOSÉ necesitaba ir al lavabo, miraba donde yo dormía y sólo cuando tenía los ojos cerrados con sumo cuidado se incorporaba para no despertarme y, sin hacer ruido se levantaba de la cama. No quiso nunca molestar.
Que este ejemplo nos empuje a imitar su santa vida hasta en los más pequeños detalles, pues será el mejor fruto que podremos recoger de D. JOSÉ, en su imitar a Cristo, tras su estancia entre nosotros.
* «Hijos míos, habéis oído decir que iba a venir un Anticristo… Ese es el Anticristo el que niega al Padre y al Hijo» (1ª Juan 18, 22).
* «Todas las que militáis debajo de esta bandera. Ya no durmáis, ya no durmáis que no hay paz sobre la Tierra» (Santa Teresa de Jesús).
* Pègnes consideraba que el régimen preferido por Santo Tomas era la monarquía temperada. De la que decía que San Luis es un ejemplo.
* «Amó más que padeció, recuerda San Juan de Ávila. La religión cristiana no es solo la religión del dolor, sino la religión del amor» (Obispo Demetrio Fernández).
* «Sufrid no solo con paciencia, sino con alegría; un poco de tiempo todavía, y luego se os dará una eternidad de dicha por un instante de pena» (San Luis Mª Grignion de Montfort).
* «Nosotros los cristianos podemos dialogar con quienes no lo son sobre la base de la simple Ley Natural,es postular que ésta es clara e íntegra en el espíritu de esos no cristianos» (Bernard Dumont).
* León XIII en la encíclica Graves de communi había aceptado la denominación de democracia cristiana en sentido social pero no político; «dejando a un lado toda idea política, signifique únicamente la acción benéfica cristiana en favor del pueblo».