Recapitulada por el P. Cano

– ÓRDENES MILITARES DE SANTIAGO Y MONTESA

La Orden de Santiago la iniciaron unos caballeros que protegían a los peregrinos que se dirigían a Santiago. En poco tiempo evolucionó hasta convertirse en Orden militar que lucharía heroicamente contra los infieles. Su fundación fue hacia 1170. El rey Fernando II de León negó su protección a la nueva Orden, pero Alfonso VIII de Castilla les ofreció extensos territorios en Castilla.

El principal enclave de la Orden de Santiago fue el Castillo de Uclés (Cuenca). La Regla la escribió en 1175 el Cardenal Alberto, que llegaría a Papa con el nombre de Gregorio VIII. Ese mismo año el Papa Alejandro III aprobaba la Orden. Sus caballeros podían contraer matrimonio.

La Orden de Montesa es la última fundada en España (1312). Su fundador fue Jaime II de Aragón y Valencia; entregó a los caballeros el castillo de Montesa para defender las costas valencianas. Fue aprobada por el Papa Juan XXII el año 1317. Adquirió gran prestigio en su lucha contra los musulmanes.

– TRINITARIOS

Las luchas entre católicos e infieles y los actos de piratería de éstos, trajeron consigo la esclavitud de miles de cristianos en muchas ciudades de África. En estas circunstancias surgieron hombres generosos que concibieron una nueva Orden para rescatar a los cautivos, aun a costa de sus propias vidas.

La Orden de los Trinitarios la fundó San Juan de Mata, de origen provenzal. Reunió algunos compañeros en Marsella a los que dio una Regla especial inspirada en la de San Agustín. Aprobada por Inocencio III, el año 1198 la nueva Orden se llamó Orden de la Santísima Trinidad y redención de cautivos.

Al año siguiente (1199) partieron los primeros religiosos para África. Muchos sufrieron el martirio. La Orden se fue extendiendo por los puertos de Francia y España. Se ha calculado que los trinitarios liberaron noventa mil cautivos.

– LA ÓRDEN DE LA MERCED

El fruto más hermoso del espíritu cristiano y caballeresco de la España medieval fue la Orden de la Merced, redención de cautivos. Su fundador, San Pedro Nolasco, nació en Languedoc y fue educado en Barcelona. En el puerto de esta ciudad conoció las miserias que sufrían los esclavos cristianos en África; fiel a las inspiraciones del Espíritu Santo fundó en la iglesia de Santa Eulalia la nueva Orden, con voto especial de redimir a los cautivos (1218).

Colaboraron en la fundación de la Orden Jaime I y San Raimundo de Peñafort que escribió los estatutos. La Orden se extendió rápidamente. En los primeros siglos rescató a más de 25000 cautivos cristianos.

– CARTUJOS

El espíritu cristiano floreciente en los siglos XII y XIII produjo un nuevo florecimiento de órdenes religiosas, de las que surgen una constelación de santos.

San Bruno, fundador de los Cartujos, nació en Colonia. Vivió un tiempo en Reims. En esta ciudad sintió la llamada a la vida solitaria. Junto con San Roberto se retiró a Molesmes. El obispo, Hugo de Grenoble, que conocía la vocación de San Bruno, le ofreció la Chartreuse, lugar solitario al pie de los Alpes.

El Santo marchó con sus compañeros a Chartreuse el año 1084. El Papa Urbano II, antiguo compañero de Bruno, lo llamó a Roma como consejero suyo. Los negocios curiales no apartaron a Bruno de su ideal solitario. Pidió y obtuvo del Papa un lugar solitario, llamado La Torre, en Calabria, donde fundó una segunda Cartuja el año 1091. En ella murió San Bruno el año 1111.

San Bruno no escribió Regla alguna: dejó la tradición viva de su nueva Orden. El quinto prior de la Cartuja reunió y escribió las tradiciones de la Cartuja con el título de Costumbres, el año 1127. La base de esta nueva vida religiosa es la regla de San Benito, a la que se añaden dos principios fundamentales de la espiritualidad cartujana: el silencio y la soledad. Vida contemplativa, eremítica y cenobítica.

En el siglo XIV la Orden cartujana tenía 180 monasterios. También se fundó una rama femenina.