Contracorriente

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Publicaciones de la categoría: P. Manuel Martínez Cano

Creación y caída del hombre

25 jueves Jun 2020

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano

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Creación y caída del hombre

Padre Manuel Martínez Cano mCR.

ELEVACIÓN SOBRENATURAL DEL HOMBRE

Dios pudo haber creado al hombre en un estado puramente natural, destinado a un fin puramente natural. Pero no fue así: Dios creó al hombre en estado de gracia, elevándolo al orden sobrenatural, como había hecho con los ángeles, y destinándolo, como a ellos, a un fin sobrenatural.

El estado sobrenatural del hombre comprendía los dones sobrenaturales y los preternaturales.

Dones sobrenaturales: La gracia santificante, las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo.

La gracia santificante es un don sobrenatural que da como una segunda naturaleza al alma para que participe, en cierto modo, de la vida divina.

Las virtudes sobrenaturales son disposiciones permanentes del alma, por las que el hombre hace el bien moral de manera sobrenatural y meritoria.

Los dones del Espíritu Santo son perfecciones sobrenaturales que Dios concede para obedecer dócil y prontamente sus inspiraciones y facilitarnos el ejercicio de las virtudes.

Dones preternaturales: don de integridad, don de impasibilidad, don de inmortalidad y don de ciencia infusa.

El don de integridad consiste en el dominio de la concupiscencia: las pasiones de Adán y Eva estaban encauzadas por la razón y la razón la tenían supeditada a la Ley de Dios.

El don de impasibilidad es la inmunidad de sufrimientos, es decir, el don de no sufrir.

El don de inmortalidad consistía en que el cuerpo humano mortal por naturaleza no sufriría la muerte.

El don de ciencia infusa es el conocimiento infundido por Dios de muchas verdades naturales y sobrenaturales, suficientes para conocer todo lo que les convenía a nuestros primeros padres.

CAÍDA DE ADÁN Y EVA

Dios impuso a nuestros primeros padres el deber de abstenerse de comer del fruto de un árbol del Paraíso. Ellos, haciendo mal uso de su libertad, desobedecieron a Dios.

«La serpiente (el Diablo) era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Cómo es que Dios ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín? Respondió la mujer a la serpiente: Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Más del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte. Replicó la serpiente a la mujer: De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él se os abrirá los ojos y seréis como dioses, porque conoceréis el bien y el mal.

Y como la mujer vio que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a los dos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos y cogiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores» (Gen. 3, 1-7).

«Adán que estaba destinado a ser plenamente divinizado por Dios, por seducción del Diablo quiso ser como Dios, pero sin Dios, antes que Dios y según Dios» (San Máximo).

Dios expulsó del paraíso terrenal a Adán y Eva. Adán y Eva tuvieron muchos hijos e hijas, los nombres de los tres hijos que conocemos son Caín, Abel y Set.

Como el pecado de nuestros primeros padres es la base de los dogmas del pecado original y de la redención del género humano, ha de admitirse la historicidad del relato bíblico tal y como la narra el Génesis.

La respuesta de la Comisión Bíblica del año 1909, decía que no es lícito poner en duda el sentido literal histórico con respecto a los hechos siguientes: a) al primer hombre le fue impuesto un precepto por Dios para probar su obediencia; b) Adán transgredió este precepto divino por insinuación del Diablo, presentado bajo la forma de una serpiente; c) nuestros primeros padres se vieron privados del estado primitivo de inocencia.

Somos de Dios

18 jueves Jun 2020

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano

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Jesús con un niño en brazos

Padre Manuel Martínez Cano mCR.

¿Quién me ha puesto en el mundo? ¿Para qué? ¿A dónde voy? Cerrar los oídos y la boca, o no dar ninguna respuesta, es irracional. Decir «no me importa, paso» es de irresponsables. Lo racional, lo lógico, es estudiar el problema y aprovecharse de la solución. Los avestruces esconden sus cabezas antes los peligros.

La razón y la fe nos dice que hemos sido creados por Dios. El Cuarto Concilio de Letrán enseña qué: “Dios creó de la nada en el principio del tiempo ambas criaturas, la espiritual y la corporal, la angélica y la mundana, y después la humana, constituida como la unión del espíritu y del cuerpo”. Santo Tomás de Aquino, por medio de sus 5 vías, demuestra que la razón por si sola llega al conocimiento de la existencia de Dios.

Hay despistados que dicen que la ciencia ha demostrado que Dios no existe. Mentira Universal. Son muchos los científicos que creen en Dios y viven santamente.

Pasteur: «Porque he estudiado mucho, tengo la fe de un bretón; si hubiese estudiado más, tendría la fe de una bretona» (Bretaña es una región muy católica de Francia).

Marconi: Inventor de la telegrafía sin hilos, Premio Nobel: «Lo declaro con orgullo: soy creyente. Creo en el poder de la oración y creo no sólo como católico sino también como científico».

Cauchy: Gran matemático, dijo: «Soy cristiano, es decir, creo en la divinidad de Jesucristo, como todos los grandes astrónomos, todos los grandes matemáticos del pasado. Soy católico. Y si me preguntáis la razón de ello, veréis que mi convicción no es el resultado de prejuicios de nacimiento, sino de un estudio profundo. Mis convicciones religiosas están profundamente arraigadas en mi espíritu y mi corazón; ellas son ante mis ojos verdades mucho más inamovibles que la del cuadrado de la hipotenusa y el teorema de Mac Laurin».

La Sagrada Escritura narra la creación del hombre. Varón y hembra Dios los creó. Dios nos ha sacado de la nada. Dios es mi origen, mi dueño, mi criador, mi Padre Todopoderoso, infinitamente misericordioso. Hay quiénes insultan a los católicos. Y es verdad que, somos nada y miseria, pero ¡Vengo de Dios! ¡Soy de Dios! Dios quiere que seamos eternamente felices con Él en el Cielo. Lo seremos bajo la protección de María Santísima, Reina del Cielo y de la tierra.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó decir a Dios «Padre nuestro». Es nuestro Padre del Cielo y nos creó a su imagen y semejanza. San Gregorio Niceno dice que nuestra alma es imagen de Dios en cuando que dotada de razón, puede conocer la verdad. Y fue creada a semejanza de Dios en cuanto puede amar la virtud y conformar sus obras y operaciones a las operaciones divinas. La imagen es imagen es indestructible; la semejanza de Dios puede desaparecer del alma; desaparece por el pecado mortal.

San Agustín nos dice: «¡Dios me creó, luego soy de Dios, me creo todo, luego todo cuando soy, de Dios soy!». Sí, mi cuerpo, mis sentidos, mi alma, mis facultades, mí tiempo, hasta el último instante desde mi vida para Dios. Todo lo mío me lo ha dado Dios. Yo quiero ser todo de Dios.

Almas apostólicas

11 jueves Jun 2020

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano

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Padre Manuel Martínez Cano mCR.

San Lucas nos narra la parábola de Jesús de la higuera infructuosa: «Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”. (Lc. 13, 6-9).

La higuera infructuosa es la imagen del alma estéril que abusa de la gracia de Dios. Nuestra Santa Madre Iglesia ha cultivado nuestras almas con cuidados extraordinarios. Los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Penitencia, Eucaristía, matrimonio… ¿Qué frutos de santidad hemos dado? Sí, somos débiles. San Pablo también lo era. Pero Jesús le dijo: «Te basta mi gracia». Nosotros también tenemos la gracia de Dios para ser santos. Vamos a intentarlo. Y quiera el Señor que podamos afirmar lo que dijo San Pablo a los Filipenses: «Todo lo puedo en aquel que me conforta».

Somos débiles, pero con la gracia de Dios podemos ser santos. Jesús siempre nos perdona, como perdonó a María Magdalena, la mujer adúltera, a Pedro… Nuestro Señor Jesucristo también aplica su justicia divina a quienes no quieren aprovecharse de sus dones. A los de Corozaín y Betsaida les dijo: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el Cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy”. (Mt. 11, 21-23).

Jesús nos ama infinitamente y quiere sentirse amado. Se hace presente en nuestras vidas con inspiraciones, el Evangelio, dones y gracias especiales. Vive con nosotros y la sagrada Eucaristía. San Pablo se convirtió, también San Agustín. Millones de hombres y mujeres se han convertido y son amigos del Señor. Seamos amigos de Jesús.

El Sagrado Corazón de Jesús es Dios y hombre verdadero. Nos ama con su Corazón Divino y su Corazón humano. Arranquemos de nuestras almas todas las pasiones desordenadas para siempre amarle a Él; por encima de todas las cosas que nos ha dado. Démosle gracias por todo cuando nos ha dado y está dando.

Lo más gozoso para las personas es ordenar sus vidas conforme a la voluntad de Dios. Dios es Amor. Y quiere que vivamos de amor al prójimo por amor a Él. El desorden moral de la sociedad en la que vivimos, puede engañarnos. No nos engañarán si vivimos bien el primer Mandamiento: amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas, con todo el alma. San Ignacio de Loyola nos recuerda que el hombre ha sido creado para amar y servir a Dios nuestro Señor y mediante esto salvar su alma. Dios quiere que seamos eternamente felices con Él en el Cielo. El mundo es un enemigo que quiere impedirlo. Muchos se han olvidado de Dios. Y no son felices. «La más grande calamidad del hombre no es la pobreza, la enfermedad, ni la adversidad de los acontecimientos, ni las decepciones del corazón, ni la muerte; es la desdicha de ignorar para qué vive, sufre y pasa» (E. Lamy). ¡Apóstoles de Cristo, para salvar almas! Hijos de María Santísima, Corredentora de la Humanidad.

Ángeles y demonios

04 jueves Jun 2020

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano

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Inmaculada y Ángeles

Padre Manuel Martínez Cano mCR.

NATURAL Y SOBRENATURAL

Dios, Nuestro Señor, no sólo creó a los ángeles y a los hombres sino que, además, los elevó a un estado superior a su naturaleza, a un estado sobrenatural.

Natural es todo aquello que forma parte de una naturaleza.

Sobrenatural es todo aquello que no constituye parte de la naturaleza ni es efecto de ella, sino que está por encima del ser, de las fuerzas y de las exigencias de la naturaleza.

Lo sobrenatural penetra la esencia y las fuerzas de la naturaleza perfeccionándola dentro del orden creado (dones preternaturales) o elevándola al orden divino del ser y del obrar (dones absolutamente sobrenaturales).

ELEVACIÓN Y CAÍDA DE LOS ÁNGELES

Santo Tomás dice que la elevación sobrenatural de los ángeles tuvo lugar al mismo tiempo que Dios los creó. Los ángeles fueron elevados al estado de gracia, pero no al estado de glorificación.

Los ángeles fueron sometidos a una prueba moral para merecer, con la ayuda de la gracia y su libre cooperación, la visión beatífica de Dios, en un estado definitivo y glorioso.

Los ángeles buenos superaron la prueba y recibieron como premio la felicidad eterna del Cielo: «Vi y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los vivientes y de los ancianos, y era su número de miríadas y de millares de millares» (Ap 5, 11).

Los ángeles malos, capitaneados por Lucifer, se rebelaron contra la voluntad divina y fueron castigados eternamente en el infierno: «En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en las tenebrosas cavernas del infierno, los entregó reservándolos para el juicio» (2ª Pe 2, 4), y fueron transformados en horribles demonios.

El tremendo castigo del infierno ha de hacernos entender la malicia que encierra en sí el pecado mortal y proponernos firmemente no hacer jamás un solo pecado.

ACCIÓN DIABÓLICA EN EL MUNDO

En la Sagrada Escritura aparece la influencia nefasta del diablo en el mundo. Jesús le llama «pecador y homicida desde el principio»(1ª Jn 3, 8) “padre de la mentira» (Jn 8, 44).

Los demonios nos tientan con engaños, imaginaciones, excitaciones, malos pensamientos, para que pequemos y nos condenemos como ellos están condenados eternamente: «Estad alerta y velad, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente anda en torno vuestro mirando a quién devorar» (1ª Pe 5, 8).

La Sagrada Escritura ofrece los ejemplos de las caídas en pecados de nuestros primeros padres (Gén 3, 1ss), la traición de Judas (Jn 13, 2 y 27), la negación de Pedro (Lc 22, 31), la mentira de Ananías (Hch 5, 3), etc., para que estemos alerta, vigilemos y no hagamos caso nunca a los demonios.

El diablo podrá tentarnos pero, con la gracia de Dios, podemos vencerle siempre. En la tentación debemos acudir a la Virgen Santísima, al Ángel de la Guarda y a todos los santos; usar agua bendita, hacer la señal de la cruz y los actos de fe, esperanza y caridad.

Es consolador saber que el demonio sólo puede tentar en la medida que Dios le permite: «Dios no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas» (1ª Cor 10, 13).

Otra especie de acción diabólica en el mundo es la posesión diabólica, por la que el mal espíritu se apodera del cuerpo humano. El testimonio explícito de Cristo habla de la realidad de este fenómeno. Jesús mismo expulsó demonios (Mc 1, 23ss; Mt 8, 16; 8, 28ss; 9, 32; 12, 22; 17, 18) y confirió a sus discípulos poderes sobre los malos espíritus (Mt 10, 1 y 8; Mc 16, 17; Lc 10, l 7ss).

La Iglesia, haciendo uso del poder que le concedió Nuestro Señor Jesucristo, expulsa a los demonios por medio de los exorcismos, oraciones oficiales de la Iglesia para expulsar los malos espíritus.

LOS ÁNGELES CUSTODIOS

Es doctrina de fe por el Magisterio universal y ordinario de la Iglesia que los ángeles buenos tienen la misión de proteger y velar por la salvación de los hombres: «¿No son todos ellos espíritus servidores, enviados para servicio de los que han de heredar la salvación?» (Heb 1, 14).

Cada creyente tiene su particular ángel de la guarda desde el día del Bautismo. Más aun, según la doctrina general de los teólogos, no sólo los creyentes, sino todos los hombres, incluidos los infieles, tienen desde el día de su nacimiento un ángel de la guarda particular. Esta doctrina se funda en las siguientes palabras del Señor: «Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el Cielo la faz de mi Padre, que está en los Cielos» (Mt 18, 10).

También es sentencia común de los teólogos que cada pueblo y nación tiene la especial protección de su ángel custodio.

En Fátima se apareció tres veces a los pastorcitos el Ángel de Portugal. La Iglesia honra al arcángel San Miguel como su protector especial.

Seguir a Cristo

28 jueves May 2020

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano

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Seguir a Jesucristo

Padre Manuel Martínez Cano mCR.

El buen discípulo de Cristo, sigue al Señor. Es la Luz que necesita para no quedar encerrado en las tinieblas del llamado mundo moderno. Él dijo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida» (San Juan 8, 12). Sigamos a Jesús. Lo que Él nos dice y nos enseña con su vida. Es el Camino necesario para ser eternamente felices en el Cielo.

La imitación de Nuestro Señor Jesucristo es medio necesario para alcanzar nuestro fin sobrenatural y eterno: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo» (San Juan 17, 3). Cuanto mejor imitemos a Jesucristo más felices seremos en la tierra y en el Cielo. «En ningún otro hay salvación, pues bajo el Cielo no se ha dado a los hombres otro nombre en el que debamos salvarnos» (Hechos 4, 12).

Cristiano es quién imita a Cristo. Sabemos perfectamente que es imposible. Somos débiles y enfermos. Pero podemos ser otros en el orden sobrenatural. Con la gracia de Dios, que no nos faltará nunca. En la Última Cena, Jesús dijo a los apóstoles: «Os he dado ejemplo para que lo que Yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (San Juan 13, 15). Amar a Dios Padre, amar al prójimo hasta dar la vida por los hermanos. Este debe ser nuestro programa de vida, como el de los santos.

Las pasiones desordenadas y el pecado esclavizan a las almas. El amor a Cristo y a la Virgen Santísima, purifican las almas les da la libertad de los hijos de Dios: «Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres» (San Juan 8, 36). Adán usó mal su libertad. Quiso ser como Dios y perdió su felicidad. Dios reparó el pecado original, haciéndose hombre la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Quién le siga y le imite será eternamente feliz en el Cielo.

Imitar a Cristo es declarar guerra sin cuartel a las pasiones desordenadas. Sin amor a Jesús es imposible. El amor a Jesucristo se cultiva en la oración, la recepción de los sacramentos y el sacrificio.

El Señor fue pobre, muy pobre. Y hoy queremos que no nos falte nada, ni lo superfluo. En el mundo, cada año, mueren millones de personas por falta de alimentos. Recordemos las palabras de Jesús: «Porque tuve hambre y me disteis de comer». Tenemos que amar al prójimo de verdad. Con obras de misericordia.

En sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola quiere que pidamos: «Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga». Conocimiento que llegue hasta lo más íntimo de los corazones y se transforme en sentimiento y acción. Amor vivísimo en la voluntad y en obras de santidad. ¡Amor de corazón a corazón!

Virgen Santísima, Madre del Amor Hermoso, enséñanos a vivir como vivió Jesús en este mundo tenebroso.

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

Varios volumenes de apóx. 370 páginas. Precio volumen: 10 €. Pedidos: hnopablolibros@gmail.com

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

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Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

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"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

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