palabras de diosMaría

No se apartará de Judá el cetro, | ni el bastón de mando de entre sus rodillas, | hasta que venga aquel a quien está reservado, | y le rindan homenaje los pueblos. (Génesis 49, 10)

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Mirad que llegan días —oráculo del Señor— | en que daré a David un vástago legítimo: | reinará como monarca prudente, | con justicia y derecho en la tierra. (Jeremías 23, 5)

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Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar —oráculo del Señor Dios—. Buscaré la oveja perdida, recogeré a la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia. (Ezequiel 34, 15-16)

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Así os lo enseñó Epafras, nuestro querido compañero de servicio, fiel servidor de Cristo en lugar nuestro. Él es quien nos ha informado del amor que sentís por nosotros en el Espíritu. Por eso también nosotros, desde que nos enteramos, no dejamos de orar por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual. (Colosenses 1, 7-9)

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Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel. Comerá requesón con miel, para que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien. (Isaías 7, 14-15)

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Los ojos orgullosos serán humillados, | será doblegada la arrogancia humana; | solo el Señor será exaltado en aquel día. (Isaías 2, 11)

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Él es mi Dios y Salvador: | confiaré y no temeré, | porque mi fuerza y mi poder es el Señor, | él fue mi salvación. (Isaías 12, 2)

Maldito. Amén

Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o fundido —abominación del Señor, obra de las manos de artífice— y lo coloque en lugar secreto. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien remueva los mojones de su vecino. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien viole el derecho del emigrante, del huérfano y de la viuda. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque abre el lecho de su padre. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien se acueste con cualquier bestia. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien se acueste con su suegra. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien mate a escondidas a su prójimo. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien se deje sobornar para quitar la vida a un inocente. Y todo el pueblo dirá: Amén.

Maldito quien no mantenga las palabras de esta ley para cumplirlas. Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 15-26)