Padre Jesús González-Quevedo, S.I.
Salamanca, 1971
Cuando estoy con Cristo, no le veo con forma corpórea, pero sé que realmente está en mí, lo experimento; es de modo espiritual, inefable. Es como si estuviesen juntas dos personas y que ambas fuesen ciegas y, sin embargo, se pudiesen comunicar entre sí sus pensamientos, no con palabras, sino por medio de otros sentidos distintos de los corpóreos, pero mucho más finos. ¿Dudarían esas dos personas si se les dijese que no es verdad que están juntas? Evidentemente, no. Sigue leyendo