Jesús lloró no sólo por Jerusalén, sino por todos nosotros. Y da su vida, para que nosotros reconozcamos su visita. San Agustín decía una palabra, una frase muy fuerte: “¡Tengo temor de Dios, de Jesús, cuando pasa!”. ¿Por qué tienes miedo? “¡Tengo miedo de no reconocerlo!”. Si tú no estás atento a tu corazón, jamás sabrás si Jesús te está visitando o no. Que el Señor nos dé a todos la gracia de reconocer el tiempo en el que hemos sido visitados, somos visitados y seremos visitados para abrir la puerta a Jesús y de este modo hacer que nuestro corazón sea más ensanchado en el amor y sirva en el amor al Señor Jesús. Sigue leyendo
Sintonía con la Jerarquía 50
08 jueves Dic 2016
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