Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965
1º Belleza incomparable. – Bellísima es, sin duda alguna, esta virtud de la dulzura, que tiene tanta relación con la mansedumbre…ordinariamente se la confunde y prácticamente Viene a ser una misma cosa. -Se ha llamado a la dulzura «la flor de la mansedumbre» …, porque viene a ser como su complemento o su corona… y así puede uno tener la mansedumbre que reprima y domina los ímpetus de su genio airado…, pero quizá su rostro sea duro y sus palabras secas, estando, por lo mismo, muy lejos de la dulzura. -Sólo el que posea la mansedumbre perfecta y totalmente, al mismo tiempo que sujeta su pasión, sabe poner en sus actos…, en sus gestos…, en sus palabras, sobre todo, esa suavidad que caracteriza a la dulzura… ¡Ah, y qué sublime y hermosa es esta virtud! ¡Qué atractivo el suyo tan encantador!… ¡Cómo arrastra a todo el mundo!… Resulta algo Imposible resistir y contrariar a una persona dotada de la dulzura… Sigue leyendo