San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla
sé nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios,
pedimos suplicantes y tú,
príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno
con el divino poder a Satanás
y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Glorioso arcángel,
defiende a España y a la Iglesia,
protege al Papa
para que podamos ver pronto
el glorioso triunfo
del Inmaculado Corazón de María.
San Miguel de Riofrío