mojon
Montserrat

Sencillez y humildad

“Una vez, al ver a Jesús bajo Ja apariencia de un niñito pequeño, pregunté: Jesús, ¿por qué ahora tratas conmigo tomando el aspecto de un niñito pequeño? Después de todo, yo veo en Ti a Dios Infinito, al Creador y a mi Señor. Jesús me contestó que hasta que yo no aprendiera la sencillez y la humildad, trataría conmigo como a un niño pequeño.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 335.

El Cristo portentoso

“Y el genio del realismo, el pintor soberano, el que robó a la naturaleza interior y exterior el secreto de sus relaciones y transportó al lienzo el aire de los campos y la vida humana, llevando a ellos, no las imágenes de las personas, sino las personas mismas, es el que, sintiendo el contacto de su alma con el alma del pueblo, por una adivinación, trasmontando los siglos, puso por encima de los bufones, de los borrachos, de los magnates, de las princesas y de los reyes en sus cuadros, donde quizá ensayaba el color y el esfuerzo, el Cristo portentoso que parece una instantánea recogida por el genio y el amor arrodillados en la cumbre del Calvario, no cuando el Redentor agoniza, porque la piedad su turba y el pincel vacila, sino cuando ha pronunciado la última palabra, Y ha temblado la tierra, y se ha roto el velo del Templo, y de la Historia, y se ha inclinado la divina cabeza para que la sangre, que corre como el dolor santificado por las espinas de la Corona, caiga mejor sobre los labios de los hombres, sedientos de esperanza y de perdón” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, pp. 67 y 68.

Mahometanos

“Todo fue divinizado, especialmente el poder político y por tanto la «-religión era la religión nacional y de ahí se seguía el odio al extranjero. El segundo pueblo es un pueblo intermedio: los mahometanos descendientes de Ismael. Ismael no es judío, ni cristiano, ni pagano (op. cit, 267) Es un pueblo intermedio de terrible grandeza bélica. Esta tesis de Meinvielle recuerda a Hilaire Belloc que caracterizaba al islamismo como una herejía cristiana que vino de fuera. Aunque hoy quieran negarlo, la guerra santa proclamada por Mahoma es el instrumento de la dominación mundial.” Alberto Caturelli, Revista Gladius, nº 94, diciembre 2015, p. 6.

Autoridad y soberanía

“Por ello -como observa justamente Consuelo Martínez-Sicluna- solo de nombre se puede hablar de autoridad, porque ésta ha perdido toda su justificación. La autoridad, en efecto ha sido sustituida por la soberanía, entendida como supremacía. El poder soberano es considerado legítimo -como se ha apuntado- en cuanto poder efectivo, que -por ello- puede ser irracional en sí y en sus manifestaciones, o en sus imposiciones. Es una ingenuidad, por tanto, entender que el ordenamiento jurídico producido por él sea necesariamente racional. La racionalidad del ordenamiento producto de la soberanía, en efecto, ha planteado desde el origen por lo menos dos problemas que permanecen sin resolver.” Danilo Castellano, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, p. 526.

La tradición religiosa

«La tradición religiosa es el eje de diamante sobre el que gira nuestro pasado.” Un joven Gustavo Adolfo Bécquer trazaba estas palabras al frente de su Historia de los templos de España, ambicioso e inacabado proyecto que Guillermo Diaz-Plaja calificaba de «devocionario de hispanidad», añadiendo que Rafael de Balbín «ha mostrado hasta la saciedad cómo en el poeta se identifica la idea de patria con la tradición católica , citando a continuación al catedrático zamorano: «queda para Becquerel generoso mérito de haber intentado en 1857, por el camino de las bellas artes, una empresa de restauración hispánica semejante a la que cincuenta años después llevó a ilustre término Menéndez y Pelayo, por el camino de las letras y la filosofía”.” Manuel Antonio Orodea, Revista Razón Española, nº 196, Marzo-Abril 2016, p. 215.

Justicia e iniquidad

“En el Breve del 6 de Marzo de 1873 al Presidente y socios del Círculo de San Ambrosio de Milán, se expresaba esta suerte: «No faltan algunos que intentan poner alianza entre la luz y las tinieblas, y mancomunidad entre la justicia y la iniquidad a favor de las doctrinas llamadas católico-liberales, que basadas en perniciosísimos principios, muéstranse halagüeñas para con las invasores de la potestad secular en los negocios espirituales, e inclinan los mismos a estimar, o tolerar al menos, leyes inicuas, como si no estuviese escrito que nadie puede servir a dos señores. Los que tal hacen, de todo punto son más peligrosos y funestos que los enemigos declarados, no sólo en razón a que, sin que se les note y quizá también sin advertirlo ellos mismos, secundan las tentativas de los males, sino también porque, encerrándose dentro de ciertos límites, se muestran con apariencias de probidad y sana doctrina para alucinar a los imprudentes amadores de conciliación, y seducir a las gentes honradas que habrían combatido el error manifiesto».” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, pp. 24 y 25.

La fe es un derecho natural

“Pero en un planteamiento clásico, sostiene Castellano, la fe es un derecho natural del ser humano (el de adorar a Dios); un inalienable que, sin embargo, cada uno ejerce como le parece más adecuado, dentro del carácter natural y racional del ejercicio, que exige protección. Si se prescinde de la noción de deber, la libertad religiosa adquiere una base individual que no contempla el ejercicio público de la fe y que no sería, por ello, garantizable, en cuanto que tal protección se referiría a la voluntad individual o a un proyecto particular de vida subjetiva. En estas condiciones, estamos ante un Dios genérico y abstracto, creación de la conciencia misma. En el mejor de los casos; existirían deberes hacia un Dios que depende de él mismo, lo que conduce, nuevamente, al relativismo, el nihilismo, el agnosticismo.” Joaquín Almoguera Carreres, Revista Verbo, nº 537-538, agosto-septiembre-octubre 2015, pp. 585 y 586.