padre canoP. Manuel Martínez Cano mCR.

El Venerable Fulton J. Sheen participó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II. En 1966 es nombrado obispo de Rochester. En 1969 es oficialmente jubilado y recibe el título honorífico de arzobispo. Pero él ¡quiere morir en la brecha! Después del Concilio se siente profundamente obligado por el desorden que ve en la Iglesia. El 9 de diciembre de 1979 muere ante el Santísimo, como era su deseo.

Inteligente, valiente y santo. No obstante, su actividad no disminuye, de tal modo que sermones y conferencias ante auditorios de los más variados lo llevan a recorrer los Estados Unidos y Europa. Incluso encuentra fuerzas para emprender una nueva serie televisiva titulada «¿What Now, America?» (¿Y ahora qué, América?) . ¡Desea morir en la brecha! Los años que siguen al concilio destacan por grandes sufrimientos; si bien se alegra por algunas reformas, se siente profundamente afligido por el desorden que parece reinar en la Iglesia Este uno de sus testimonios: “Nos hemos alejado del estandarte de Cristo para ir hacia el del mundo. No nos preguntamos si «eso complace a Cristo», sino más bien si «eso complace al mundo». Desde esa óptica, debería vestirme y actuar de tal modo que no me separe del mundo, puesto que quiero estar con él. Nos casamos con este mundo y enviudamos del mundo que está por venir. Adoptamos su palabrería y sus modas. Ese es uno de los motivos de tanta inestabilidad en la Iglesia de hoy: que la arena sobre la que caminamos es movediza. Hemos abandonado la roca que es Cristo”.

Estas aguas venían de muy lejos. El Beato Pío XI decía: «Casi todo el mundo está en la hora actual violentamente agitado y angustiado por perturbaciones, controversias, errores y nuevas teorías que parecen dar a nuestra época un carácter de una importancia histórica excepcional. Incluso la doctrina y la vida cristiana están en peligro en numerosas partes del mundo».

– Por su parte, Pío XII, afirma: «El camino seguido por la humanidad en la actual confusión de ideas ha sido un camino sin Dios incluso contra Dios, sin Cristo e incluso contra Cristos».

– El beato Pablo VI, alertó a todos los católicos afirmando que «El humo de Satanás ha entrado en la Iglesia». En otra ocasión dijo: “Los tiempos son graves, y sin necesidad de que se proclame con solemnidad, pueden revelarse como decisivos. Guardémonos de ser perezosos, lentos, indignos hijos del Evangelio y de la Iglesia».

– San Juan Pablo II, afirmó: «Nunca la humanidad ha conocido un rebelión tan atroz contra Dios en toda su historia desde el principio de la historia». Y en Alemania, dijo: «Estamos en los tiempos de la lucha del dragón rojo contra la mujer vestida de luz y coronada de estrellas».

– Santa Teresa de Jesús decía a sus monjas: «En estos tiempos son menester amigos fuertes de Dios» que comprendan y vivan la máxima sagrada: «milicia es la vida del hombre sobre la tierra». «Estase ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios y quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que por ventura, si Dios se las diese, teníamos un alma menos en el cielo? No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios cosas de poca importancia».

– San Pablo decía que debemos combatir los nobles combates de la fe. Ya ha llegado el tiempo de combatir por el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. Porque «no es la ley de Cristo la que debe acomodarse al mundo, sino el mundo el que hay que acomodar a la ley de Cristo». La misión del católico, hoy como siempre es «lograr que la ley divina quede grabada en la ciudad terrena». (Gaudium et Spes)

La misión del cristiano hoy como siempre es «rehacer desde sus cimientos todo el mundo, que de salvaje hay que convertir en humano y de humano en divino, según el corazón de Dios». (Pío XII)

Por la Virgen María, como un ejército en orden de batalla.