
Hoy celebramos la solemnidad de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y María Santísima. En Pentecostés comienza la misión de la Iglesia en continuidad con la misión de Cristo de proclamar e instaurar el Reino de Dios. Una misión que atraviesa el tiempo y el espacio para llevar la buena noticia a los hombres y mujeres de todos los lugares y de todas las épocas. Una misión no exenta de dificultades en el momento presente, ya que en nuestra sociedad predominan en muchos ámbitos el relativismo moral y el materialismo consumista, y también prevalecen cada vez más la liquidez, la inconsistencia y el individualismo utilitarista.
¿Cuál ha de ser nuestra respuesta ante esta realidad? Recordamos que el Papa Francisco desde el comienzo de su pontificado impulsa una pastoral misionera con la finalidad de que toda la Iglesia salga al encuentro de las personas. Eso significa pasar de una pastoral autorreferencial, sedentaria y estática, a otra



