Una Epopeya misionera

Padre Juan Terradas Soler C. P. C. R

La Hispanidad, firme y prometedora realidad (15)

Hispanoamérica, “unida a la sombra de la Cruz y al amparo de la verdad”, aportará un elemento más a la paz universal (4)

Nuestra Señora del Santo Rosario, en Filipinas

En particular, Pío XII recomienda a las lejanas islas Filipinas que no pierdan el contacto con la familia hispánica. Este bello archipiélago, de más de 7.000 islas, ganado a la fe y a la civilización por misioneros españoles, no pudo ser asimilado sino en parte a la lengua y a la estirpe ibérica. Al independizarse de España en 1896, cayó bajo la tutela de los Estados Unidos, y recibió nuevas influencias culturales y raciales de ese país, así como de ciertos pueblos de Asia. A pesar de todo, Filipinas ha conservado fielmente la fe recibida de España misionera. De sus 22 millones de habitantes, más de 19 son católicos. En cuanto a la lengua y cultura hispánicas, viven aún en selectos sectores del archipiélago, particularmente en las ciudades. Todo ello ha hecho que siempre Filipinas haya sido considerada como parte integrante de la Hispanidad.

El Papa, pues, a esta joven nación, independiente de los Estados Unidos desde 1946, no sólo le recuerda su abolengo español, sino que le recomienda no romper las fibras que la unen al tronco hispánico. Las relaciones con las naciones hermanas no podrán ser sino beneficiosas para el alma filipina, pues la ponen en comunicación con un mundo eminentemente católico.

He aquí las palabras que el Papa pronunció en castellano, sacadas del radiomensaje tantas veces citado:

“Por misión providencial contáis, como base de vuestra estructura nacional, con una variedad de gentes, que parecen tener en común la viveza del ingenio, la “bondad del carácter y una inclinación natural a lo honesto y a lo recto; sobre ello quiso el Señor sembrar una excelente semilla, que de alguna manera os entronca con el robusto árbol de las naciones hispánicas; hoy, finalmente, crecéis y prosperáis al calor de corrientes nuevas, de cualidades riquísimas, llamadas a desempeñar una parte importante en la historia contemporánea. Abrid vuestras almas a lo nuevo, pero conservando la vieja fe; organizad vuestra naciente nacionalidad, pero dando el debido puesto a los valores cristianos; reafirmaos en lo vuestro, pero sin desgajaros del tronco que os dio la vida del espíritu (320).

(320) No son pocos los esfuerzos, que con diversas miras, se han efectuado para romper los lazos morales que siempre han unido a Filipinas con España católica. Es obvio, por de pronto, que quienes pretenden ser nocivos al catolicismo filipino hayan fomentado esta ruptura con la Nación Madre, la cual, en cualquier caso, representa para Filipinas lo mejor de su historia, y, por tanto, de su tradición y de su vida, y les sirve de fácil canal para estrechar sus relaciones con la cristiandad y con el Papado. Los buenos filipinos siempre han reaccionado en favor de la Hispanidad, de acuerdo con la presente consigna de Pío XII. (Véase H.° M. Rodríguez: La labor misionera de España en el mundo, pág. 69, Madrid, 1950.)

Haciendo así, os apropiaréis, en cada cosa, de lo mejor y estaréis dispuestos a ser, en el Extremo Oriente, faro de vida cristiana, columna y fundamento de un edificio, cuya grandiosidad no es posible prever”.

(Radiomensaje al Congreso Mariano Nacional de Filipinas, 5-XII-1954).