Los siervos de Dios
12 domingo Abr 2020
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inLa fórmula conocida y difundida en la Iglesia es de San Alfonso María de Ligorio y dice así:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven al menos espiritualmente a mi corazón… Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti.
12 domingo Abr 2020
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inEl Párroco
* «Pongo mis ojos en los que son leales, ellos vivirán conmigo; el que sigue un camino perfecto, ese me servirá» (Salmo 100). Jesús dijo: «Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto».
* «El mundo tendrá que volver al derecho internacional, una ciencia netamente española» (El problema de Occidente y los cristianos). (Federico D. Wilhelmsen, catedrático de la Universidad de Dallas).
* Se entiende perfectamente que nuestro cuerpo muera y se corrompa. Está compuesto de partes distintas. Nuestra alma no puede morir porque es espiritual. No tiene partes que puedan corromperse. Es inmortal.
* San Juan escribe en el Apocalipsis: «Conozco tu tribulación y tu pobreza -aunque eres rico- y las calumnias de los que se llaman judíos pero no son sino sinagoga de Satanás» (Apocalipsis 2, 9). Hoy calumnian a la Iglesia Católica.
* «Las obras que el Padre me ha concedido realizar dan testimonio de Mí: «Que el Padre me ha enviado». Jesús es el Hijo de Dios. La Segunda Persona de la Santísima Trinidad que se hizo hombre en las purisimas entrañas de la Niña Hermosa de Nazaret.
* En el Cisma de Occidente hubo dos papas que se lanzaban recíprocas excomuniones. Las naciones seguían a uno u otro papa. Confusión absoluta. Santa Catalina de Sena y Santa Brígida seguían fieles a Roma. San Vicente Ferrer y San Pedro de Luxemburgo siguieron al de Aviñon.
* En su historia universal el padre Juan Carrascal S.J., escribe: «la obra «Defensor Fidei», tan anticristiana que lleva en germen casi todos los errores de Wiclef, Huss y Lutero, y aún de nuestros días. El error fundamental es que la Iglesia y su cabeza deben de estar sometidos enteramente al Estado, y este a su vez al pueblo» (1314-1347).