Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Imagén - Contracorriente
¡Corazón de Jesús, en Vos confío!
23 jueves Abr 2020
23 jueves Abr 2020
23 jueves Abr 2020
Posted P. Manuel Martínez Cano
inPadre Manuel Martínez Cano mCR.
Hoy hemos leído el Evangelio de San Juan que narra el momento que los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. El Señor les dice: “Os he hecho ver muchas buenas obras por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos le contestan: te apedreamos porque tú siendo un nombre, te haces Dios. Jesús les dice si no me creéis a Mí, creed las obras que yo hago (Juan 10, 31-34) para que comprendáis y sepáis que el Padre está en Mí y Yo en el Padre”.
Jesucristo hizo muchos milagros. Resucitó muertos hizo andar a paralíticos, ver a ciegos, oír a mudos; multiplicó panes y peces, calmó tempestades, expulsó demonios. Los evangelios narran unos cincuenta milagros. Milagros tan evidentes que hasta los enemigos de Jesús se vieron obligados a decir: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros» (Juan 11, 47).
Jesucristo predijo varios acontecimientos que se cumplieron puntualmente. Profecías acerca de su Pasión, Muerte y Resurrección; sobre el pueblo judío; sobre la ciudad de Jerusalén y su templo. Estas profecías y milagros manifiestan la divinidad de Jesucristo. Solo Dios puede hacer milagros y predecir el futuro.
En la Iglesia Católica han sucedido y siguen sucediendo miles de milagros. No solamente en Fátima y Lourdes. En otros lugares también. Para la canonización de un santo es necesario que se presenten y estudien científica y teológicamente dos milagros ocurridos por la intercesión del santo.
La Iglesia fundada por Cristo ha sido perseguida a muerte desde los inicios de su fundación. Los enemigos de Cristo han querido destruir su Iglesia desde sus mismos orígenes.
El Sanedrín judío mandó apresar a los Apóstoles y después de torturarlos les prohibieron predicar el Evangelio. Sólo el sanedrita Gamaliel salió en su defensa: «Dejad a estos hombres, dejadlos; porque si esto es consejo u obra de hombres, se disolverá; pero si viene de Dios, no podréis disolverlo, y quizá algún día os halléis con que habéis hecho la guerra a Dios». (Hch. 5, 38-39).
No hay en el mundo nada más grande y admirable que la Iglesia Católica. A pesar de las terribles persecuciones que ha padecido en dos mil años de historia: Sinagoga, Imperio Romano, Bárbaros, Islam, Cismáticos, Modernismo, Herejías, Protestantes, Revolución Francesa, Liberalismo, Socialismo, Comunismo, Masonería, sectas,… la Iglesia siempre ha triunfado y siempre triunfará.
No ha habido institución más perseguida que la Iglesia Católica, ni tampoco más victoriosa. Los grandes imperios y sus crueles perseguidores han pasado, pero la Iglesia sigue en pie.
Nuestro Señor Jesucristo prometió que la Iglesia perduraría hasta el fin del mundo a pesar de que los poderes del infierno quieran destruirla. La Iglesia podrá ser combatida, pero jamás vencida.