Jesucristo, desde la Cruz nos dice: ¡Piensa cuanto te he querido! ¡Ámame!
Es San Alfonso María quien afirma: «Jesucristo, sin palabras, nos dice colgado en la cruz: lo único que te digo y recomiendo es que, al verme en la Cruz morir por Ti, te acuerdes del amor que te he tenido, no lo eches en olvido. ¡Ámame!»
El diablo tiene el empeño satánico de lograr que no pensemos cuanto nos ha amado a cada uno, al meditar sus sufrimientos. El fin de este intento, es, que no le devolvamos a Jesucristo el amor que nos ha mostrado y así perdamos nuestra felicidad temporal y eterna.
«No podemos despilfarrar el tiempo que se nos ha dado para amar a Dios». V.A.
«No podemos derrochar el amor en cosas tontas y vanas porque ahora decidimos lo que Seremos eternamente» (Carlos Cardona).
Sólo haciendo muchísimos actos de amor viviremos bien las virtudes y los mandamientos
San Francisco de Sales no podía sufrir que se diese la misma importancia al amor a Dios y a las otras virtudes, al luchar para ser buenos cristianos.
Las ruedas del coche hacen fuerza a su manera, pero les viene del motor.
La humildad hace fuerza a su manera, aguantando una humillación, pero la mayor parte de ella le viene del motor del amor a Dios.
El espíritu de sacrificio renuncia a bienes inferiores para obtener otros superiores; pero la mayor parte de esta fuerza le viene del amor a Dios. De igual manera sucede en todas las virtudes.
Santo Tomás afirma que «la persona, con el amor a Dios, tiene a su mando todas las virtudes y las utiliza para unir al hombre con Dios». El hombre, solo con un amor tibio, no lo logra.
• «Las virtudes y los mandamientos reciben la fuerza del amor de Dios». V.A.
• «El amor a Dios centuplica las energías». V.A.
• «El amor a Dios hace fáciles las cosas difíciles». V.A.
• Dice Jesucristo: «El que permanece en mi ámor da mucho fruto». De Obras y Apostolado
• El amor rejuvenece. V.A.
• Por esto el que cuida el amor a Dios, vive como el que tiene éxito tras éxito. V.A.
No siempre, a lo largo de la vida, se puede vivir de éxitos, pero si se puede vivir del amor a Dios hasta el final. El amor a Dios es nuestra razón de vivir.