Padre Cano, m.C.R.
* Si dejemos la tierra y observamos el universo nuestro asombro seguirá aumentando ante los enormes astros que se desplazan a velocidades fantásticas, con un orden matemáticamente calculado.
* Esta armonía, este orden que observamos en todas las cosas, presupone una sabia organización y una poderosa inteligencia ordenadora. A esta inteligencia ordenadora damos el nombre de Dios.
* Copérnico, eminentísimo astrónomo, dijo: “Si existe una ciencia que eleve el alma del hombre y la remonte a lo alto en medio de la pequeñez de la Tierra, es la Astronomía, pues no se puede contemplar el orden magnífico que gobierna el Universo sin mirar ante sí y en todas las cosas al Creador mismo, fuente de todo bien”.
* La materia está sujeta al principio, de inercia, no puede moverse por sí sola. Sin embargo, todos admiramos la prodigiosa maravilla del variadísimo y ordenadísimo movimiento del universo. Millones de estrellas bolas gigantescas de masas impresionantes van a enormes velocidades por el espacio. La Tierra va a 10.000 Km. por hora y el Sol a 300 Km. por segundo.
* Este movimiento de las estrellas es tan exacto que se puede hacer el almanaque con muchísima anticipación, anunciando el día que ocurrirá un eclipse, la hora, cuánto durará, qué parte de la Luna o del Sol se ocultará, desde que punto de la Tierra será visible, etc…
* Ahora bien, si un coche no se pone en marcha por sí solo, ¿Quién ha puesto en movimiento esos millones de estrellas de masas tan impresionantes? Es el motor inmóvil que ha puesto la fuerza motriz en todas las cosas. Ese motor inmóvil, origen de todo movimiento, es Dios.
* “El diablo anda suelto: Vuelven los “médium”. Pero tranquilo muchacho, Satán solo gana batalla, las guerras las pierde todas” (Hispanidad).