Me creo obligado a escribir este libro para dar testimonio a las nuevas generaciones de lo que fue la Cruzada española de 1936 a 1939, «una de las gestas más limpias, más hermosas y más heroicas de una patria en la que los héroes y los santos nacieron con tanta abundancia como las flores en la primavera»
«La Iglesia católica (la religión de Cristo), los que servimos al Señor en esta Iglesia y hacemos un servicio a todos los ciudadanos»
D. José Guerra Campos El octavo día Editorial Nacional, Torrelara, Madrid, 1973
P.: Bien. Una cosa es el ordenamiento jurídico de la libertad religiosa, como dije al principio, y otra una sociedad, la sociedad española, que tenemos ahí y que es de una manera y no vamos a poder modificarla en unos días ni siquiera en unos años.
Como final de este diálogo, una jerarquía de la Iglesia -por ejemplo, usted-, ¿Qué les diría a los católicos españoles ahora mismo sobre la evolución de su responsabilidad al día siguiente de la libertad, o sea, cuando ya no se sientan tan total y absolutamente protegidos como hasta ahora?
R.:Les diría dos cosas. Primera: que, si como parece, el Estado español, respetando al máximo la libertad de todos, sigue favoreciendo en la forma que he explicado a la Iglesia católica (la religión de Cristo), los que servimos al Señor en esta Iglesia y hacemos un servicio a todos los ciudadanos y, por tanto, no incurrimos en la odiosidad real de ningún privilegio, no provoquemos la apariencia del privilegio, es decir, que lo que se nos concede o se nos facilita para servicio humilde, generoso, de todos los hombres, no lo convirtamos, ni con mala voluntad ni por descuido, en instrumento de servicio propio, que es una de las grandes tentaciones y de los grandes peligros a que están sometidos todos los hombres que tienen confiado un servicio público, cualquiera que sea. Una purificación, por tanto, de lo que pudiera parecer privilegio, cuando es realmente un servicio para cumplir la voluntad del Señor.
Y lo segundo, que todos los cristianos, por serlo, no solamente han de mantener fidelidad a la Iglesia, sino que han de sentirse responsables de la Iglesia, que son Iglesia. A través de todos y cada uno de ellos llega a los hombres la Iglesia, la voz de Cristo. Dicho de otra manera: lo que se nos pide ahora, con más urgencia que nunca, es espíritu apostólico; que seamos testigos con nuestra humildad, con la alegría de nuestra fe, con nuestra solicitud constante, de la verdad del Señor; y que al mismo tiempo hagamos este servicio en honor de Dios y para bien de nuestro prójimo con muchísimo amor, con muchísima prudencia y con muchísima paciencia hacia aquéllos de entre nuestros hermanos que todavía no ven al Señor, todavía no lo reconocen y, por lo mismo, no comulgan con nosotros en el gozo de la fe.
Esto es lo que se me ocurre ahora. Creo que el Señor inspirará a todos, si toman el problema con la seriedad religiosa que merece, otras consideraciones más profundas o más adecuadas a su caso particular.
* “Nosotros, cuando miramos a los hispanoamericanos, no los contemplamos con prerrogativas de madre, sino con afinidad de hermanos de sangre y de cultura” (Francisco Franco Bahamonde).
* La Ciencia resuelve una cantidad de problemas gráficamente, y para eso usa las coordinadas cartesianas, que son un bonito regalo hecho a la Ciencia por un católico: Descartes.
* Cuando mides la tensión eléctrica en voltios no te creas que estás por ello rindiendo un homenaje a aquel bufón trágico, Voltaire.
* El conocimiento que tenía Voltaire de la Ciencia no le habría bastado para pasar el bachillerato elemental. Los voltios se llaman así en honor a un renombrado científico italiano y católico de primera clase, Volta, quien solía decir: »Yo veo a Dios por todas partes”.
* Cuando necesitas, en cambio, medir la intensidad de la corriente eléctrica, usarás amperios, recordando con ello a uno de los más grandes genios universales de la historia. Ampère, que al mismo tiempo que un gran físico, era químico, naturalista, astrónomo, matemático, humanista, escritor, poeta; era un hombre completo, y por consecuencia, un hombre entusiásticamente religioso.
* Que no hombre que no. No es lo mismo científico que cientificista, que está de moda, porque no sabe nada.
* El Evangelio no es solo una serie de verdades. Es mucho más. Es toda una vida. Un vida sobre natural.