Señor Jesucristo, Tú que en el momento de la agonía no has permanecido indiferente a la suerte del hombre y con tu último respiro has confiado con amor a la misericordia del Padre a los hombres y mujeres de todos los tiempos con sus debilidades y pecados, llénanos a nosotros y a las generaciones futuras de tu Espíritu de amor, para que nuestra indiferencia no haga vanos en nosotros los frutos de tu muerte. A ti, Jesús crucificado, sabiduría y poder de Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Y para redimirnos de eso, para corregir estos males para hacer que en todos los hogares españoles reine el sol y la alegría, que vuestros hijos sean fuertes e ilustrados, es necesaria la continuidad en el esfuerzo, la fe en la obra de redención, mantener la unidad de los hombres y entre las tierras de España, es necesario que el Movimiento que iniciamos el 18 de julio no pueda, por nada ni por nadie, ser interrumpido; hay que grabar en el ánimo de las generaciones futuras lo que ellas no conocieron, las vergüenzas de España, los abandonos de España, y que estos abandonos pudieron en estos veinte años ser corregidos en muchas partes porque hubo una unidad entre nosotros, porque existió una política digna de este nombre, porque con los partidos desaparecieron las divisiones y las partidas, porque abominamos de los politicastros y logreros, porque suprimimos la explotación política del hombre y derribamos el viejo tinglado de la farsa política.
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Padre Martínez Cano, m.C.R.
* “Todos invocan una democracia imponente, pero todos persiguen el crimen del aborto, la disolución de las costumbres católicas, la rotura de la vida familiar, la degradación del hombre, especialmente de la juventud por la pornografía, las sociedades secretas y la droga” (Padre Alba).
* “¡Fuera complejos! Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios” (1ª Cor 25-27).
* El Nuevo Orden Mundial sin Dios que quieren imponer los mandones fracasará. La Virgen Santísima vencerá. ¡Militemos bajo su bandera!
* “Él dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos” (Jn 3, 16).
* El Espíritu Santo es la tercera persona, que procede eternamente del Padre y del Hijo, como de un sólo principio, por espiración de la voluntad y del amor divinos; se le llama Amor, Caridad, el Don por excelencia.
* Dios no puede ser a la vez Uno y Trino en el mismo sentido; es decir, Dios no puede ser a la vez Uno y Trino en substancia (una substancia y tres substancias a la vez), o Uno y Trino en personas (una persona y tres personas a la vez), porque eso sería contradictorio.
* Pero no hay contradicción en que Dios sea a la vez Uno en un sentido (en la substancia) y Trino en otro sentido (en las personas). Así se entiende cómo en Dios hay una sola substancia o ser divino y, por consiguiente, no hay más que un solo Dios, aunque sean, como son, tres y distintas las personas divinas.