
JEAN DUMONT, Historiador francés
ISABEL LA CATÓLICA, LA GRAN CRISTIANA OLVIDADA
LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA: SOMBRAS, PERO TAMBIÉN LUCES (XIV)
Doble conclusión
¿Qué conclusiones podemos sacar? En primer lugar, como juzgó en 1979 Bennassar: “Si la Inquisición española hubiese sido un tribunal como los demás, no dudaría en concluir, sin miedo a la contradicción y con desdén a las ideas recibidas, que fue superior. Sin duda fue más eficaz. Pero también más exacta, más escrupulosa. Una justicia que practica un examen atento de los testimonios, que acepta sin regatear las recusaciones por los acusados de testigos sospechosos, una justicia que tortura poco. Una justicia preocupada por educar, por explicar al acusado por qué erró, que regaña y aconseja, y en la que las condenas definitivas sólo golpean al reincidente”. Es cierto que Bennassar añade que la Inquisición fue un gran pecado contra el espíritu. Pero, esto, nosotros no lo creemos. De hecho lo hemos visto: la Inquisición se construyó una grandeza espiritual propia. Habiendo recibido todas las armas del Léviathan, no cesó de despuntarlas. Siendo una organización poderosa, supo rechazar cada vez más las tentaciones del poder e incluso hizo retroceder la crueldad, al igual que la ignorancia y la sospecha, por el poder. Y puso este poder al servicio del discernimiento del futuro. Hasta el punto de ser, en lo que concierne a las brujas, al pueblo llano, a los escritores, los filósofos y los científicos, casi única, el laboratorio de nuestra mejor modernidad; la de la comprensión, del rechazo a los temores y terrores que encierran, que oprimen y que matan. En resumen, la Inquisición española supo, como muy pocas instituciones humanas, hacer surgir luces de las sombras de un modo ejemplar.