Marcelino Menéndez y Pelayo
Cultura Española, Madrid, 1941
La parte relativa a los precedentes científicos del descubrimiento nadie la ha tratado con tanto aplomo y seguridad como Humboldt, y nadie más abonado para tratarla. De su luminoso análisis resulta claro que Colón, sin ser propiamente un sabio, distó mucho de arrojarse a su empresa como un fanático temerario, ni menos como un apóstol divinamente inspirado, según Roselly sueña. Sigue leyendo



