
Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Imagén - Contracorriente
21 miércoles Mar 2018
21 miércoles Mar 2018
Posted in Hemos leído
Pablo
La castidad es fácil para quien vive realmente la vida de la gracia. Extrañamente, a veces los pecadores y los santos coinciden en decir que la castidad es virtud muy difícil, claro que unos y otros hablan con fines contrarios. Los primeros lo afirman para excusar sus caídas; los segundos para exhortar a la oración y a la vigilancia. Fácil y difícil son términos muy relativos, cuya veracidad en cada caso dependerá del contexto. La castidad es virtud bastante fácil, al menos si se compara con otras virtudes cristianas que han de vencer enemigos más poderosos y perdurables: soberbia, vanidad, avaricia, pereza, etc. Si el cristiano se libera, como es debido, de los hábitos mundanos erotizantes, y sigue una vida verdaderamente cristiana, con oración y sacramentos, virtudes, trabajo santo y santo ocio, la castidad es perfectamente posible. El mundo está muy malo, muy podrido de lujuria; pero Dios concede siempre a sus hijos, y de modo sobreabundante, la gracia que necesitan en cada circunstancia y época: “bien sabe vuestro Padre celestial -nos dice Cristo- que de todo eso tenéis necesidad” (Mt 6, 32). (José María Iraburu)
En efecto. ¿Y de quién aprendimos esas costumbres? ¿Quién nos ha enseñado a ejercitar una hermenéutica de la sospecha sobre el pasado y apreciar nuestra iluminación presente? ¿Cómo aprendimos a considerar, no el tiempo de Jesucristo, sino nuestro propio tiempo, como la plenitud de los tiempos? En mis libros sobre la Ascensión ya he dicho mucho de lo que quiero decir sobre el mito del progreso, al que el obispo de Metz obviamente se suscribe. Añadiré aquí, sin embargo que desde los años 60 este mito ha penetrado profundamente en el catolicismo, habiendo encontrado cincuenta años antes una vigorosa expresión en El programa de los modernistas (1907). (Douglas Farrow)
El origen de los errores gnósticos es el momento en que Adán y Eva, persuadidos por la serpiente malvada a no confiar en la palabra de Dios, sino intentar «ser como Dios» (Gén. 3, 5), tomar el control, tomar el lugar de Dios, comieron del fruto prohibido, el fruto del conocimiento, transgrediendo el mandamiento de Dios. Desde los albores del cristianismo, las herejías gnósticas fueron atacando a la Iglesia. La masonería tuvo varias formas en varios tiempos y lugares, por lo general correspondiendo a la descripción de las sectas gnósticas. Los Papas condenaron la masonería repetidas veces, y la interdicción absoluta para los católicos de pertenecer a ella sigue siendo vinculante, a pesar de que a veces cierta «cultura del encuentro» prefiere olvidarla. (María Virginia Olivera de Gristelli – CÁRITAS in VERITATE – INFOCATÓLICA)
En 2017, hemos celebrado el centenario de las apariciones de Fátima, en unas circunstancias de gran necesidad de oración, para que sepamos defender los principios y valores de la civilización cristiana, frente a quienes tratan de subvertirlos hasta el extremo, cambiando la Verdad por la Mentira, el Amor por el Consumismo y la Libertad por la Manipulación. (Carlos González Flórez – EL PAN DE LOS POBRES)
Es María ciertamente la mejor discípula y seguidora que ha tenido Cristo. De continuo guardaba y meditaba las palabras y enseñanzas de su Hijo. Como fiel cristiana permaneció siendo parte activa de la primitiva comunidad de la Iglesia. Cada vez que acudimos a María, porque queremos ser mejores cristianos, escucharemos de sus labios la misma indicación: «Haced lo que Él os diga”. Estando Cristo y María siempre juntos, si queremos ser cristianos, no podemos por menos de ser marianos. Pero nunca podremos ser marianos en detrimento de Cristo, que eso sería tanto como herir a María en el Niño de sus ojos. (The Dreamer – FAMILIA MARIANNHILL)
21 miércoles Mar 2018
Posted in Padre Alba
P. Alba
A Ti cuando en los montes rompe el alba, dejando paso al Sol, con alegre voz venimos a ofrecer nuestras acciones, Sagrado Corazón.
Gloria a Cristo Jesús. Obras del hombre bendecid al Señor.
Levántese hacia Ti esta mi ofrenda, levántese hacia Ti mi corazón.
Os adoro, Dios mío, y os amo con todo mi corazón.
Os doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado en esta noche.
Os ofrezco todas las acciones de este día; haced que sean todas según vuestra santísima voluntad, para mayor honra y gloria vuestra. Preservadme del pecado y de todo mal.
Vuestra gracia sea siempre conmigo y con todos los míos. Amén.
Dios mío, creo en Vos, porque sois la suma Verdad.
Dios mío, espero en Vos, porque sois la suma Bondad.
Dios mío, os amo con todo mi corazón, porque sois el sumo Bien.
¡Divino Corazón de Jesús!
Por medio del Corazón Inmaculado de María, yo me consagro a Ti y contigo me ofrezco a Dios Padre en tu Santo Sacrificio del Altar, con todas mis oraciones y trabajos, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados, para que venga a nosotros tu Reino, especialmente por las dos intenciones confiadas este mes por el Papa al Apostolado de la Oración.
¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Madre aquí tenéis a vuestro hijo. (3 veces.)
En Vos, Madre mía dulcísima, he puesto mi confianza y nunca jamás seré confundido. Amén.
Rezarás tres Avemarías, añadiendo, después de cada una de ellas la siguiente petición:
Madre mía Santísima, guardadme de vivir y morir en pecado mortal.
Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con Vos descansen en paz el alma mía.
¡Oh san José! Padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo y castísimo esposo de la Santísima Virgen María, rogad por nosotros y por los agonizantes de este día. Amén.
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
21 miércoles Mar 2018
Posted in Semillicas
Padre Cano, m.C.R.
*El amor es UNO. Quien ama a Dios, ama al prójimo; y al enemigo.
*El amor es constante, sacrificado, verdadero; de corazón, no de formas.
*La síntesis del amor es olvidarse de uno mismo y entregarse del todo al amado.
*Vivir de fe no es solo entender el Credo. Es vivir en conformidad con la voluntad de Dios.
*Desde el amanecer hasta la noche, debe estar presente en nuestras vidas la Virgen María.