¡Oh Corazón de amor, en Ti pongo toda mi confianza, pues todo lo temo de mi fragilidad, mas todo lo espero de tu bondad!
A tu Corazón confío… (expónese la petición). Míralo todo, después haz lo que tu Corazón te diga, deja obrar a tu Corazón. ¡Jesús mío, yo cuento contigo, yo me fío de Ti, yo descanso en Ti, yo estoy seguro en tu Corazón!
SOLO JESÚS
Mi corazón ardiente quiere darse sin tregua,
siente necesidad de mostrar su ternura.
Mas ¿quién comprender puede mi amor,
que corazón podrá corresponder
a mi entrega profunda…?
Pero tal recompensa yo en vano la reclamo;
Jesús tú solo puedes de mi alma ser hartura.
Nada sobre la tierra me acierta a fascinar,
la verdadera dicha no se encuentra aquí nunca…
Mi única paz, mi único amor,
mi única dicha, tú eres, Señor.
Sta. Teresa de Lisieux