
Padre Martínez Cano, m.C.R.
* Un milagro es una intervención de Dios en la historia de los hombres. Y Dios sólo ha hecho milagros en su Pueblo: Israel, en el Antiguo Testamento y en su nuevo Pueblo la Iglesia Católica.
* Jesucristo, hizo muchos milagros. El Evangelio narra dieciocho curaciones de enfermos, doce que indican un dominio absoluto sobre la naturaleza, tres resurrecciones de muertos, cinco expulsiones de demonios. Milagros tan evidentes que los enemigos de Jesús exclamaron: “¿Qué hacemos?, que este hombre hace muchos milagros” (Jn. 11, 47).
* La resurrección de Lázaro fue el detonante de la sentencia a muerte de Nuestro Señor. Y la resurrección de Jesús, la manifestación evidente de su divinidad.
* En la historia de la Iglesia se recogen muchos y verdaderos milagros, perfectamente comprobados por la ciencia humana: los requeridos para la canonización de los santos, los de Lourdes, Fátima, etc…
* Los milagros, bien comprobados, son señales claras de la intervención de Dios en la historia; los milagros son la suprema garantía para saber cuál es la verdadera religión. Y, como en la Iglesia Católica han sucedido y suceden muchos milagros, la verdadera religión es la religión católica.
* Profecía es la predicción cierta de un hecho futuro y libre, que actualmente no se puede prever, porque depende de la exclusiva voluntad de Dios y de la libertad de los hombres. Las profecías son milagros de orden intelectual.
* “Mi vida no está en peligro. Mi vida no depende de una vacuna. Mi vida no está en peligro por una pandemia. Mi vida depende de mí Creador y Señor y lo único que pone mi vida en peligro es el pecado” (Pedro L. Llera).