«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban: «Dónde está tu Padre?». Jesús contestó: «Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre
«.

Don Manuel

* En Nigeria, la Archidiócesis de Kaduna ha confirmado oficialmente el secuestro del padre Joseph Akete Baco, párroco de la Iglesia Católica de San Juan, en Kudenda, en el área de gobierno local de Kaduna Sur, en el estado de Kaduna.

* “A nuestra madre la Virgen lo que de verdad le interesa es tenernos a su lado durante toda la eternidad y que no nos vayamos al infierno” (Javier Paredes).

* Ninguna nación tiene un pasado tan glorioso como España.

* “Esas maravillosas gestas del catolicismo español exige una ulterior continuidad de esfuerzos” (San Pablo VI).

* La Sagrada Escritura llama la atención insistentemente sobre la misericordia divina: “Es Yahvé misericordioso y benigno. Tardo a la ira y clementísimo” (Sal. l 03, 8) “Es benigno Yahvé para todos y su misericordia está en todas sus criaturas” (Sal. 145, 9).

* El testimonio más conmovedor de la misericordia divina es la Encarnación, vida y muerte del Hijo de Dios: “Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él, no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn. 3, 16).

* Dios es una eterna comunicación de amor en sí mismo: El Padre el Hijo y el Espíritu Santo se aman eternamente. “Dios es amor” (1ª Jn 4, 8-16). “El amor de Dios es eterno” (Is 54, 8) “Porque los mares se correrán y las colinas se moverán, más mi amor no se apartará de tu lado” (Is 54, 10). “Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracias para ti” (Is 31, 3).