María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Don Manuel

* La Sagrada Escritura es un cántico a la alegría.

* El mundo dice: “bienaventurados los que ríen”. Nuestro Señor Jesucristo nos dice: “Bienaventurados los que lloran”. “¡Ay de vosotros los que ahora reis!” (Lc 6, 25).

* “Decid a los enfermos que el sufrimiento es la forma más elevada de oración” (Pío XI).

* “Piensen que S.S. ha tenido presente la obra misionera, verdaderamente admirable, que España inmortal realizó en la naciente América, al llevar allí la Cruz de Cristo” (Cardenal Landázuri).

* Cristo menciona a las tres divinas personas, que tienen una misma esencia o naturaleza, como lo indica la fórmula singular del mandato de bautizar “en el nombre”, no “en los nombres de”.

* El símbolo “Quicumque” alcanzó tanta autoridad en la Iglesia Occidental y en la Oriental que entró en la liturgia de la Iglesia y ha de tenerse por verdadera definición de fe.

* “Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica, y el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre. Ahora bien, la fe católica es que veneramos a un sólo Dios en la Trinidad, y la Trinidad en la unidad, sin confundir las personas ni separar las substancias.