* “Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad” (Salmo 33).
* “¡Qué grande es la misericordia de Dios! Quererme a mí…, ser mi amigo, mi hermano, mi Padre…, ser Dios y ser yo lo que soy” (Rafael Arnaiz).
* “Gandhi dijo que sin los cristianos fuesen consecuentes con su fe ya no habría hindúes en la India” (Santa Teresa de Calcuta).
* “Ser liberal es mas pecado que ser blasfemo, ladrón, adúltero u homicida. (Salvo las cosas de buena fe, de ignorancia y de indeliberación)” (Félix Sardá y Salvany).
* Sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. Lo atestigua el que lo vio (San Juan) y su testimonio es válido, y él sabe que es verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliese la Escritura: “No se le quebrarán hueso algún”. Y también otra Escritura que dice: “Mirarán al que traspasaron”.
* De la existencia histórica de Jesús, dan testimonio no sólo autores cristianos, sino también historiadores paganos. Tácito dice: “El Creador de este nombre, Cristo, ha sido ejecutado por el Poncio Pilato durante el reinado del emperador Tiberio”.
* Suetonio, Plinio el joven, Mara Bar Serapión y Flavio Josefo también refieren en sus obras la figura histórica de Jesús.
Del espíritu cristiano de la Edad Media y el desarrollo notable de las ciudades, surge una nueva vida religiosa: las órdenes mendicantes. Comunidades de monjes que viven en ciudades sin la obligación de mantenerse con su propio trabajo, por lo que tenían que pedir limosna.
Los monjes mendicantes predicaban y luchaban contra las herejías. También escribían libros para instruir al pueblo. Eran como tropas ligeras al servicio del Romano Pontífice.
La primera Orden mendicante fue la franciscana. Su fundador, San Francisco de Asís (1181 o 1182), era hijo de un comerciante de Umbría. De joven vivió disipadamente, pero convertido por una experiencia interna cuando tenía 20 años, concibió un deseo vehementísimo de amar e imitar a Cristo. Desheredado por su propio padre quiso reproducir en sí mismo la vida evangélica con la práctica de la penitencia y la pobreza.
Hacia el año 1209 se unieron a Francisco los primeros compañeros, para quienes compuso una Regla, con máximas evangélicas. Formaron una asociación a la que llamaron “viri paenitentiales”. Vivían de limosna, vestían pobremente y ayudaban al prójimo en cuanto podían. El Papa Inocencio III aprobó oralmente la nueva congregación “Fraternidad de la Penitencia” el año 1210.
Poco después de conseguir la aprobación de la Orden le entregaron la capilla de la Porcincula, junto a la que construyó edificios sencillos, que pueden ser considerados como el primer convento franciscano. La dulzura y amabilidad de San Francisco ejercían un atractivo poderoso. Pronto se le unieron numerosos compañeros y pudo enviar apóstoles a Umbría, Toscana y las Marcas. La Orden se fue extendiendo por Francia, España, Alemania y el Oriente. El pueblo sencillo les puso el nombre de frailes menores.
El año 1219 se reunían en torno a San Francisco 5000 hermanos en el famoso “capítulo de las esteras”. Le pidieron al santo que redactara una nueva Regla más completa y definitiva. Se retiró a la soledad de Monte-Colombo en 1221 y allí compuso la nueva Regla que, con algunos retoques, fue aprobada por el Papa Honorio III el año 1223.
El mismo entusiasmo que animaba a los Frailes Menores se fue extendiendo entre las mujeres. Y así se estableció una segunda Orden de San Francisco que se llamó “Congregación de las señoras pobres”. Su fundadora fue Santa Clara, de cuyo nombre viene su denominación popular de Clarisas.
Para completar la obra de regeneración de la sociedad, San Francisco fundó en 1221 la Orden Tercera. Las personas que vivían en el mundo participaban así de la espiritualidad franciscana, imitando a Cristo y a los Apóstoles en medio de las solicitudes y obligaciones cotidianas.
San Francisco dejó el gobierno de la Orden en manos de su vicario, fray Elías. Retirado en la soledad, vivió en contemplación los últimos años de su vida. El año 1224 recibió la gracia de la estigmatización y el 3 de octubre de 1226 moría cantando las alabanzas del Señor. Fue canonizado dos años más tarde.