JEAN DUMONT, Historiador francés
ISABEL LA CATÓLICA, LA GRAN CRISTIANA OLVIDADA
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA, ¿PATINAZO O PLAN ORGANIZADO? (2)
Realidad mucho más profunda
De hecho, ni una ni otra concepción son creíbles. Por un lado, porque la voluntad de persecución religiosa es consciente, activa y dominante desde los primeros pasos de la Revolución. Por otro lado, porque ver la fuente de toda la Revolución en la masonería no resulta más serio que ver el origen de todas nuestras desgracias hoy día en la Trilateral, como bien sabe el catedrático húngaro-americano, católico, que ha tratado de este tema: Thomas Molnar. Ha habido en la Revolución, junto a la masonería subversiva, anticatólica, una masonería mundana arrevolucionaria, y una masonería antirrevolucionaria con masones que se hicieron clandestinos de la fe. Lo hemos mostrado concretamente en nuestras obras, de Amiens a Blois, en Normandía y en Borgoña y de Lyon a Toulouse.
En definitiva, la realidad se sitúa en un nivel mucho más profundo que el dilema simplista, puramente operativo, que se nos propone entre patinazo y plan organizado: la Revolución, masónica o no, y a veces clerical, es consustancialmente anticatólica. La persecución anticatólica y la destrucción de la Iglesia son sus salidas inmediatas, sus prioridades desde el principio y siempre fundamentales, en una palabra, sus verdades esenciales.
Frente a esta realidad profunda, el acontecimiento político del cambio de régimen no es más que su superficie, todo lo tumultuoso y sonoro que pueda parecer. Una superficialidad indebida e indefinidamente aumentada por la ideología democrática que hemos heredado. Del necesario enfoque exacto
de esta superficialidad y de esta realidad profunda, la historia social y la historia de las ideas —demasiado olvidadas por la historiografía francesa— nos ofrecen el medio, de modo sobreabundante.