Montserrat
La humillación
“La humillación es [mi] alimento cotidiano. Comprendo que la esposa acepta todo lo que atañe a su Esposo, por eso la vestimenta del desprecio que lo ha cubierto a Él debe cubrirme a mí también. En los momentos en que sufro mucho, trato de callarme, porque desconfió de la lengua que en esos momentos es propensa a hablar de sí misma, en lugar de servirme para alabar a Dios por todos los beneficios y dones que me han sido proporcionados. Cuando recibo a Jesús en la Santa Comunión, le ruego con fervor que se digne sanar mi lengua para que no ofenda con ella ni a Dios ni al prójimo. Deseo que mi lengua alabe a Dios sin cesar. Grandes culpas se cometen con la lengua. Un alma no llegará a la santidad si no tiene cuidado con su lengua.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 92. Sigue leyendo →