Aparentemente es incomprensible y trágico encontrarse con un subnormal. ¿Por qué, Señor, por qué?… Pero la verdad es que cuando Dios permite un subnormal hace un acto de confianza a unos padres que sabe se desvivirán por él, a pesar de que carezca de los atractivos naturales. Y como que la vida humana no termina en la tierra, en el plan divino, un subnormal -que no puede pecar-, tendrá el cielo asegurado por la gracia del bautismo, mientras que muchos de grandes dotes de inteligencia y capacidad, quizá abusarán de las mismas para ofender a Dios y quizá perderse para siempre. Ni hay que desesperarse, ni hay que blasfemar, ni hay que dejarse llevar de imaginaciones estúpidas ante un subnormal. Hay que fomentar toda la vida que la ciencia y la caridad cristiana deben inspirar en estos casos, pero con esperanza. Sigue leyendo
Mensajes de fe 89 – Las personas especiales merecen nuestro amor
01 miércoles Jun 2016
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