Padre Jesús González-Quevedo, S.I.
Salamanca, 1971
Es preocupación antigua e incesante. Los profetas vaticinaron la renovación espiritual, como característica del Nuevo Testamento (5). San Pablo no se cansaba: de inculcarla (6). Y toda la tradición cristiana la ha venido poniendo en práctica con retiros, triduos y ejercicios de renovación. Sigue leyendo